Este viernes, en torno a las 11.00 y en plena calle de Zaragoza, un hombre disparó a su exmujer. Pronto se conoció que se trataba de un nuevo episodio de violencia de género: ambos habían estado casados y ahora se encontraban en trámites de separación. Tras disparar a la que fue su esposa a la salida de un parquin en los alrededores de Aragonia, él intentó suicidarse con el mismo arma. Una cruel escena para cualquier persona, pero aún más dolorosa para una hija de la expareja, mayor de edad, que presenció la totalidad de la secuencia e incluso también estuvo expuesta a las balas, aunque salió ilesa.

La joven, demostrando una extraordinaria sangre fría, trasladó a su madre herida de gravedad al cercano hospital Clínico, una actuación que probablemente ha sido clave para salvarle la vida. 

Voces autorizadas, como por ejemplo la del Defensor del Pueblo, llevan años alarmando de que las mujeres no son las únicas víctimas de la violencia de género. Los hijos de las parejas sufren también las consecuencias del maltrato: se quedan huérfanos cuando el desenlace es fatal y, en ocasiones, ellos mismos sufren en sus carnes la violencia de su progenitor. En este sentido, el año 2015 fue uno de los peores que se recuerdan, con parricidios como el de Moraña (Pontevedra). El 31 de julio de 2015, las pequeñas Candela (9 años) y Amaia (4) perdieron la vida a manos de su padre, David Oubel (que entonces tenía 39 años), quien se valió de una sierra radial para perpetrar el macabro crimen. Los tres asesinatos machistas que se han registrado en lo que va de año en Aragón han dejado dos menores de corta edad huérfanos de madre. En el último caso, un niño de la víctima mortal fue testigo del crimen perpetrado en la calle de Conde de Aranda en julio pasado, a las puertas de un punto de encuentro familiar.  

Desde hace años, el Instituto Aragonés de la Mujer fiscaliza su actividad anual en una memoria pública. En ella se pueden consultar todos los detalles de su trabajo y, con cierta preocupación, observar la evolución de las estadísticas. Un parámetro especialmente alarmante es el número de atenciones psicológicas a menores hijos de víctimas de violencia de género. El año pasado fueron 74, lo que supone un incremento con respecto a un año antes, cuando se atendió a 65 pequeños. Este servicio se presta de forma complementaria al que recibe la madre.

Las víctimas más inocentes

Pero esta cifra representa tan solo la punta del iceberg. En 2012, el IAM elaboró el informe monográfico 'Menores Víctimas de Violencia de Género en Aragón 2010-2012' en el que se afirmaba que en ese ejercicio de referencia, más de 2.000 menores aragoneses padecieron, directa o indirectamente, los malos tratos a los que eran sometidos sus madres. Esto determina que la cifra de pequeños afectados es muy amplia, si bien no todos los casos precisan de ayuda experta para superar el trance al que ningún niño debería estar expuesto.

Un informe de la Fundación Anar sostiene que las llamadas al teléfono del organismo para comunicar casos de violencia de género con menores implicados se han multiplicado por diez en siete años. El año pasado se recibieron 186 peticiones de este tipo desde Aragón.

5.000 voces de socorro

El año pasado, en casi 5.000 ocasiones, se descolgó un teléfono en Aragón para marcar alguno de los números de ayuda e información a mujeres víctimas de violencia de género: el 016, habilitado por el Gobierno central y controlado por el Ministerio de Sanidad, y el 900 504 405, controlado por el Gobierno de Aragón a través del IAM. Al otro lado de estos servicios, atendidos por trabajadores sociales, una voz que denunciaba maltrato físico o psicológico, agresiones sexuales o que, simplemente, solicitaba información sobre esta lacra que este año ya ha causado la muerte de 28 mujeres en toda España, tres de ellas residentes en Aragón.

Esas voces, en su mayoría, son las de las propias víctimas. Pero cada vez más, también son las de familiares, amigos o vecinos de mujeres que están sufriendo malos tratos y que no se atreven a denunciarlo, a pesar de que estos sistemas de comunicación se han pensado de tal forma que no dejan huella en los registros telefónicos ni en las facturas.

La mayoría de esas 5.000 llamadas registradas en 2015 se corresponden al teléfono gestionado por el IA, en concreto se trata de 3.189 comunicaciones. El 81% de ellas se hicieron desde algún municipio de la provincia de Zaragoza, sobre todo desde la capital y los municipios de su periferia, zona en la que reside la mayoría de la población aragonesa. El teléfono 016 recibió 1.687 llamadas desde Aragón el año pasado, según consta en las estadísticas del Ministerio de Sanidad. Entre el 1 de enero y el 1 de junio de este año (este es el dato más actualizado disponible), este servicio ha contabilizado 711 comunicaciones desde alguna población aragonesa, lo que arroja una media de cinco llamadas al día. Casi 200 las había formulado una persona allegada a la víctima.

Medio centenar de agresores atendidos

Para intentar llegar al peor de los escenarios, el IAM no sólo atiende a mujeres víctimas de violencia. A través del Programa Espacio, desde hace más de una década se presta atención psicológica a hombres con problemas de autocontrol. En 2015 se atendió a 56 varones, la mayoría (41) residentes en la provincia de Zaragoza. El objetivo de este servicio es "el bienestar psicológico" de las mujeres tanto en el caso de separaciones como de mantenimiento de la relación afectiva. Un equipo de profesionales trabaja con estos hombres para prevenir situaciones violentas, ya que todos aquellos que acuden al Programa Espacio ya han infringido malos tratos en alguna ocasión.