Cuando poner la lavadora acaba en bronca

Las labores del hogar son la principal causa de pelea entre las parejas españolas. Y hacer la colada es la tarea que más discusiones provoca.

La limpieza de la casa es uno de los principales motivos de pelea de las parejas.
La limpieza de la casa es uno de los principales motivos de pelea de las parejas.
Rafael Gobantes

“Te tocaba limpiar el baño y no lo has hecho”. Con frases como esta, o parecidas, han empezado miles de discusiones de pareja. Tanto, que el propio Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) cree que las tareas del hogar son la principal causa de pelea entre las parejas españolas. A partir de este dato, la empresa Mr Jeff ha llevado a cabo una encuesta para establecer el ranquin de las labores hogareñas más conflictivas. Según ese sondeo, la colada, cocinar, limpiar el baño, hacer la compra y ordenar la casa son, por ese orden, las cinco que más quebraderos de cabeza provocan.


En cualquier caso, todas esas discusiones son un síntoma más que un problema en sí mismo. Según Pepa Pueyo, presidenta de la Asociación Aragonesa de Terapia Familiar, las peleas evidencian “una falta de negociación y de comunicación en la pareja”.


En el caso de las labores del hogar, son las mujeres quienes suelen comenzar las discusiones. El cuidado de la casa y los hijos han sido tradicionalmente trabajos femeninos y a los varones, muchas veces, les cuesta asumir que ahora deben hacer frente también a esas tareas. “Las mujeres nos negamos a cargar con esa doble jornada -el trabajo dentro y fuera de casa- y es ahí donde surge el conflicto”, explica Pueyo. Por eso, aconseja, “hay que aprender a demandar lo que se quiere de forma empática, que la otra persona entienda que es injusto que todas las tareas recaigan solo en un miembro de la pareja”.


Además, recomienda hablar las cosas antes y no esperar a estar muy enfadado. “Si no te hacen caso, al final explotas”, dice, y el diálogo es mucho más fácil cuando no se ha agotado la paciencia.


“En la vida hay cambios constantes, y para adaptarse hay que hablar. Pasa cuando llega un bebé, por ejemplo, que obliga a replantearlo todo y a organizarse de nuevo para atender las nuevas tareas que supone el niño”. Lo mismo ocurre con las labores hogareñas, si hay conflicto, si uno de los miembros de la pareja siente que el trabajo está mal repartido, hay que sentarse a hablar para solucionarlo.


En cualquier caso, Pueyo cree que “si hay una buena relación de base, si la relación funciona”, no será difícil encontrar la manera de llegar a un acuerdo. Eso sí, asegura que no hay que exigir al otro que haga las cosas exactamente cuándo y cómo nosotros queremos. “Que lo haga, aunque sea a su manera, y eso ya es suficiente”, dice.


Además de los conflictos por la limpieza, en estas fechas las parejas deben enfrentarse a otro periodo clave: las vacaciones. Las estadísticas demuestras que, a la vuelta del verano, aumentan los divorcios, por lo que estas semanas de supuesto descanso acaban siendo una prueba de fuego para muchos matrimonios.


Según Pepa Pueyo, “Al estrés y el cansancio con el que todos llegamos a las vacaciones se unen unas expectativas muy altas”. Luego, con el aumento de la convivencia, esas expectativas no se cumplen y llegan la frustración y los problemas.


La solución: “Planificar juntos las vacaciones y aprovechar para reencontrarse como pareja”. Además, hay que buscar un equilibrio entre la autonomía de cada persona y la intimidad de la pareja, y sobre todo, decirse las cosas cuando haya algún problema. “Si no, acabas viviendo con un desconocido”. Y cuando se llega a ese punto, es probable que las cosas ya no tengan solución.

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