En el centro del objetivo nada más venir al mundo

La fotografía infantil de recién nacidos se encuentra en pleno auge y se ha convertido en la actividad principal de algunos profesionales.

En el centro del objetivo nada más venir al mundo
En el centro del objetivo nada más venir al mundo
Savironi

La fotografía infantil de bebés y recién nacidos le ha tomado la delantera a otro tipo de fotografías de estudio en los últimos años. La proliferación de este mercado se debe, según la Asociación de Fotógrafos Profesionales de Aragón (AFPA), a las cualidades particulares de este tipo de imágenes, tiernas, dulces, bonitas y únicas. Lo que reflejan las instantáneas de los niños con pocos días de vida no se puede repetir, pues “los cambios en el bebé son muy grandes”, señala Fernando Barrio, presidente del colectivo, que apunta que cuando pasan los primeros quince días de vida del recién nacido, hacer reportajes de esta naturaleza “puede no ser cómodo para ellos, pues pueden tener cólicos, no dormir igual, estar más inquietos o llorar”.


Según los profesionales, la tendencia ha experimentado un mayor empuje desde hace aproximadamente tres años. “Se ha perdido el miedo a llevar a los niños a los estudios y parece que entre los padres se han despertado las ganas de tener estas fotografías, que empezaron a llamar la atención de la mano de nombres como Anne Geddes”, cuenta Barrio, quien señala que, actualmente, los reportajes fotográficos de bebés llegan a ser la principal fuente de ingresos de muchos profesionales, también en Aragón.


Para ello, la formación específica es uno de los requisitos que los expertos consideran fundamental a la hora de enfrentarse al reto de retratar a un bebé. Así, en la AFPA se han realizado puntualmente varios cursos en los que fotógrafos especializados han dado las pautas sobre cómo tratar y trabajar con los niños, abordando también la importancia de generar confianza en los padres. Como ejemplos, “el recién nacido tiene que dormir profundamente, la temperatura del lugar debe adecuarse a él, la atención y la dedicación deben ser exclusivas durante la sesión, y hay que contar con diferentes provisiones como pañales”, explica Fernando Barrio.


Hace siete años, Carolina Martínez Pérez decidió apostar por dedicarse a la fotografía infantil. Esta fotógrafa profesional zaragozana comenzó realizando sus reportajes a domicilio hasta que, hace un año y medio y a consecuencia de la creciente demanda que recibía, abrió su estudio en la capital aragonesa. “Tenía un volumen de trabajo excesivo y necesitaba un espacio propio en el que disponer de todos los elementos necesarios y preparados para las sesiones”, cuenta la responsable de GrisMedio Fotografía, que trabaja exclusivamente con recién nacidos, embarazadas y niños.


También para ella, la especialización del trabajador es igualmente vital: “Hay que saber cómo tocar al niño y en qué condiciones. Una mala postura puede causarle una luxación o producirle daño”, asegura. Los bebés a los que fotografía tienen entre cinco y quince días de vida y sus sesiones suelen durar entre tres y cuatro horas. “Los primeros días tras su nacimiento, el recién nacido mantiene la postura fetal, es más elástico y está más tranquilo”, cuenta.


La sesión comienza con la alimentación del bebé por parte de los padres. Cuando el pequeño está dormido, se realizan las fotografías en mantas y cestas de diferentes tipos y colores, o con distintos complementos, muñecos, gorros o telas. Carolina Martínez subraya que no se trata de realizar fotografías temáticas ya que “lo importante es que se vea al niño y no se centre la atención en el entorno, pues la imagen tiene que ser tan natural como el bebé que acaba de nacer”. Un trabajo de este tipo, materializado en un reportaje de 30 fotografías –la mitad de ellas, impresas- suele tener un precio superior a los 200 euros. Los clientes, asegura, valoran el trabajo del profesional, que siempre debe provocar ese “oh, qué monada”.

Las primeras fotos, a las 24 horas del parto

Capturar la primera imagen de los recién nacidos de forma natural y artística es el objetivo de la fotógrafa Irene Savirón, de Savironi Fotografía, que posee un acuerdo con dos clínicas privadas de Zaragoza en las que desarrolla parte de su trabajo. “Depende de cómo haya sido el parto, las fotografías se toman a las 24 horas, a las 48, o a los tres días del nacimiento”, explica.


Savironi define su trabajo como sencillo y rápido, pues no suele llevar más de quince minutos y no requiere de excesiva iluminación ni atrezo. Cuando el bebé está dormido y relajado “se le coloca con mucho cuidado entre almohadas, con algún detalle bonito y se le fotografía de manera que se luzca y se le vean la piel, los brazos, las piernas…”, relata, a la vez que subraya la importancia de no olvidar nunca que se trata de recién nacidos sin el alta e ingresados.


Esta fotógrafa aragonesa lleva más de doce años trabajando en clínicas y ha experimentado el aumento en la realización de este tipo de trabajos artísticos. Cuenta que existe una mayor concienciación sobre la fotografía de niños tan pequeños, pues “antes, las primeras imágenes se solían retrasar un tiempo”. Ahora, “los padres ven el resultado, lo comparan con las fotos de sus móviles y se dan cuenta del trabajo técnico y de la experiencia con los niños que hay detrás de estos reportajes”.


Las opciones en cuanto a la presentación de sus productos son numerosas, al igual que el coste es muy variado. Un álbum analógico de diez imágenes, además de su archivo digital, tiene un precio de 120 euros; las copias sueltas digitales cuestan 10 euros; y otras opciones como una imagen ampliada y montada sobre un panel alcanzan los 110. Además de a la fotografía infantil, Savironi también se dedica a cubrir partos, algo “que está empezado a cuajar”, asegura.

De Valencia a Zaragoza para captar la imagen más original

Regalar una fotografía de su nieto recién nacido dentro de la inicial gigante de su nombre supuso para Pilar Jiménez un cambio de rumbo profesional. El primer escenario creativo de esta aficionada a la fotografía de Valencia causo furor en su entorno más cercano hace ya cuatro años. Amigos y conocidos empezaron a pedirle instantáneas de sus pequeños con los montajes que ella iba creando. Al principio eran regalos, pero con el tiempo se convirtieron en un modelo de negocio que decidió profesionalizar.


Bajo el nombre de Flashecitos, Jiménez ha diseñado y dado forma a una veintena de escenarios diferentes sobre los que fotografía a niños de 0 a 2 años. Entre ellos, los que más le piden son “el de la bruja en el que el bebé ‘vuela’, el del fondo marino en el que parece que bucea, el del globo estático, el del columpio y el de la caja de muñecas”, cuenta. Su método consiste en el montaje de esos escenarios encima de una cama, en la que se coloca al niño para realizar la fotografía desde arriba y conseguir así los distintos efectos. La cámara se soporta en una pequeña grúa y la imagen se toma de forma automática a través de un mando a distancia.


Mediante la venta de la idea y de los materiales, dos fotógrafas han abierto un estudio con esta filosofía de trabajo en Madrid y Barcelona. Mientras, Pilar compagina su actividad en Valencia con los viajes que realiza a otras ciudades como Murcia, Alicante o Zaragoza, desde donde afirma recibir llamadas constantemente. Este mes de julio, Jiménez ha visitado por cuarta vez la capital aragonesa para llevar a cabo más de una decena de sesiones. Para desarrollarlas, alquila un estudio al que traslada sus escenarios. “En Zaragoza tengo mucha demanda”, asegura. Esta fotógrafa no descarta poner en marcha nuevos estudios fijos en otras ciudades españolas, pues “aunque se hacen cosas parecidas, no he encontrado nada similar a mi idea”, explica. Desde México y Sudamérica también se han interesado por su proyecto.


La cantidad de escenarios en los que se toman las imágenes determinan el presupuesto y los tiempos de trabajo. El precio del reportaje en un escenario es de 65 euros, mientras que tres escenarios cuestan 155 euros. Para la responsable de Flashecitos, “a pesar de la crisis, en lo último que dejan de gastarse dinero las personas es en los bebés y los niños. Además, la imagen está evolucionando muchísimo y hay una gran cantidad de profesionales creativos que desarrollan iniciativas tan divertidas y atractivas como esta”.

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