​El Ecce Homo: de Borja a la Universidad de Columbia

La pintura protagoniza la tesis de un aragonés que acaba de graduarse en una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos

Alberto Sánchez Sánchez, en la Universidad de Columbia
Ángel García Castillo , en la Universidad de Columbia
Ángel García Castillo

Han pasado 4 años y el fenómeno del Ecce Homo sigue dando que hablar alrededor del mundo entero, aunque en esta ocasión por un motivo completamente distinto y gracias al aragonés Alberto Sánchez Sánchez, natural de Used (Zaragoza), que acaba de graduarse en la Universidad de Columbia, en Nueva York, con una tesis titulada: ‘Behind the Ecce Homo: Rural Development Policy and the Effects of Depopulation on the Preservation of Spanish Heritage` (‘Detrás del Ecce Homo: políticas de desarrollo rural y los efectos de la despoblación en la conservación del patrimonio español’).


Sánchez, titulado en Arquitectura por la Universidad Politécnica de Madrid, finalizaba en mayo el Máster en Conservación de Patrimonio Histórico de una de las universidades más prestigiosas de Estados Unidos. No solo ha lucido el tradicional birrete con forma prismática rematado con una borla y una toga, típicas de las películas y series americanas. El zaragozano cuenta con el honor de haberse convertido en el segundo español en graduarse en este programa desde 1987, y el primer aragonés en los más de 50 años de historia de la titulación.


Se trata de un trabajo con el que su autor pretende sumergir a los lectores en el problema de la despoblación y cómo afecta al patrimonio rural español. “Tenía claro que quería centrarme en patrimonio rural y despoblación en España, y en particular en la cordillera Ibérica. El Ecce Homo es conocido internacionalmente y me di cuenta de que podía usarlo para que la introducción a mi tema fuera comprensible para alguien que jamás ha estado en la España rural”, recuerda.


Asegura que la fama del mural borjano le ayudó a la hora de profundizar en su línea de investigación: “Lo que yo intenté explicar en mi tesis es que es gente como Cecilia, fundamentalmente mujeres, quienes siguen manteniendo día a día las iglesias, ermitas, fuentes, y otros elementos del patrimonio rural, con mejor o peor fortuna y con más o menos conocimientos”.


El texto, que consta de 170 páginas y unas 80 imágenes, puede consultarse en la web de la Universidad de Columbia, y ofrece el estudio de caso de las comarcas de Daroca (Zaragoza), Jiloca (Teruel), y Molina de Aragón (Guadalajara). Además, en tan solo unos meses ha logrado varios reconocimientos. El Historic Preservation Faculty Award for Outstanding Thesis, el premio de los antiguos alumnos del máster (Cleo & James Marston Fitch Thesis Award) y el William Kinne Fellows Prize. “En total, 3.500 dólares en premios, algo impensable en España para un tesis de fin de máster”, lamenta.


A pesar de que en Estados Unidos también hay zonas poco pobladas, no existe un fenómeno como el español. En su opinión, “la despoblación del campo implica también el desmantelamiento de un modo de vida distinto y la pérdida de muchísimas muestras de patrimonio cultural, especialmente patrimonio intangible”, como tradiciones, creencias o recetas típicas.De Used a la Gran Manzana

Sánchez viajó a Manhattan hace ya dos años de la mano de la prestigiosa beca Fulbright y hoy trabaja en el World Monuments Fund - la mayor fundación privada sin ánimo de lucro dedicada a la conservación y restauración de monumentos en todo el mundo-, ubicada ni más ni menos que en el mismísimo Empire State Building de Nueva York. En su opinión, la vuelta a casa está algo más lejos de lo que le gustaría: “No parece posible a corto plazo. Estoy muy contento en el trabajo y probablemente en un par de años comience el doctorado, quizás aquí en EE.UU. o de vuelta en Europa”, añade.


A pesar de los numerosos atractivos que posee la Gran Manzana -con más de 8 millones de habitantes-, no olvida la pequeña localidad de Used, en la que, con apenas 300 habitantes, se hornea un pan “inigualable”. “La vida en Nueva York funciona a un ritmo totalmente distinto al del pueblo y, aunque me gusta mucho esa locura neoyorquina, a veces echo de menos la tranquilidad del pueblo. También a mi familia, sobre todo a mis sobrinos, y el pan de Used: ¡qué malo es el pan aquí!”.

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