Si usted es uno de los 331.900 empleados de base que según la Encuesta de Población Activa (EPA) tiene Aragón, piense en su jefe y en el jefe de su jefe. También en los de más arriba. ¿Cuántas mujeres puede contar en la cadena de mando de su puesto? Si nos atenemos a lo que dice la estadística elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE), serán menos que varones.

La EPA es una encuesta de la que normalmente se echa mano para los datos de paro, pero incluye otras muchas variables, como la radiografía de los ocupados que trabajan en cada región. Los datos más actualizados, correspondientes al año pasado, revelan que el número mujeres directivas es menor que el de varones no solo en Aragón, también en el resto de comunidades autónomas.

Las estadísticas indican que en 2015 un total de 541.200 personas residentes en Aragón aparecían como ocupados en sus bases de datos: 331.900 eran empleados con jefes y sin subordinados. En torno a 67.300 se definían como ocupados independientes: no tenían ni jefes ni trabajadores a su cargo. 1.200 empleados no sabían muy bien dónde ubicarse y el resto, 141.000 en total, pertenecían a diferentes categorías de responsables: encargados de talleres y oficinas, capataces, mandos intermedios y directores, de pequeñas, grandes y medianas empresas.

Entre estas 141.000 personas, el peso de los hombres quedaba plasmado como indiscutible: representaban el 65,8% del total de trabajadores con subordinados. El contraste se hace aun más poderoso si se tiene en cuenta que entre los empleados de base, el peso de hombres y mujeres prácticamente es igual: de los 331.900 personas sin cargos de responsabilidad, 167.700 eran hombres y 164.200 mujeres.

Las mujeres no representan mayoría en ninguna de las cuatro categorías de responsabilidad que refleja la EPA. Es más, su peso se va diluyendo a medida que aumentan las obligaciones y tareas. Para ir acortando estas distancias entre sexos se han creado numerosas asociaciones de empresarias y directivas en muchas otras regiones, entre ellas Aragón.

Trabajando por la igualdad

La Asociación de Mujeres Profesionales y Directivas de Aragón (AMPDA) es una de ellas. Se fundó en el 2007 y, según sus propios datos, cuenta con un centenar de socias. ¿Su objetivo? "Promover el acceso de las mujeres a cargos directivos y puestos de decisión en cualquier ámbito organizativo", según se puede leer en su página web.

La AMPDA cuenta con apoyo institucional: en 2014 firmó el convenio Directivas+ con el Gobierno de Aragón para ayudar en la consecución del objetivo de la asociación. De hecho, el pasado abril se desarrolló en Zaragoza el primer foro en torno al tema. Ana Solana, que es la directora senior de Talento y Compensación de Exide Technologies y presidenta de la asociación de directivas aragonesas, llamó en este encuentro a "poner la lupa sobre las políticas de empresa que no facilitan el acceso del mejor al cargo".

La Plataforma ISOTES es una asociación que, a nivel nacional, persigue el mismo objetivo que la AMPDA. En 2015 publicó un informe que señalaba directamente a las compañías del Ibex 35, muchas de ellas encargadas de llevar por el mundo eso que se ha venido llamando 'marca España', y en cuyos consejos de administración la cuota femenina se situaba en un pírrico 17,32%, y eso que había mejorado ligeramente en los últimos años.

La maternidad como obstáculo

Hace unos años, la asociación de directivas aragonesas realizó un estudio para determinar cuáles eran los principales impedimentos con los que se encontraban las mujeres para acceder a la esfera directiva. El estudio, basado en cerca de 100 encuestas y entrevistas a altos cargos (tanto hombres como mujeres) de la Comunidad, señaló a la maternidad como el freno más importante. Se habló de la maternidad como "una barrera" a la promoción femenina dentro de las empresas y Ana Solana valoró que "el principal elemento de discriminación no es ser mujer, sino ser madre". 

Diferentes gobiernos, tanto centrales como autonómicos, independientemente de su color, han trabajado en los últimos años para reducir estas distancias, elaborando diferentes políticas que, poco a poco, están haciendo que las mujeres ganen peso en las empresas españolas y la representación se equipare, o al menos se acerque, al del resto de países del entorno europeo.