“Experiencia y juventud en el profesorado: la combinación perfecta”

Varios docentes de un grupo de edad y de otro analizan la situación que vive la educación aragonesa.

Nuevos o antiguos profesores. Este dilema ocasionado por el envejecimiento continuado de la plantilla educativa en Aragón tiene una clara resolución por parte de los implicados. “La mezcla perfecta es la unión entre la experiencia y la juventud”, asegura Alfonso. Este joven de 29 años consiguió su plaza en las oposiciones de 2009, pero no en Aragón. “Saqué en la prueba un 9,87 y, a pesar de que fue la segunda nota más alta, no tuve plaza”, recuerda. Sin embargo, tuvo éxito en La Rioja y fue allí donde consiguió su primer puesto como funcionario. Posteriormente se trasladó a Zaragoza.


“Al haber una alta tasa de interinidad, hay personas que llevan varios años sin conseguir un puesto, por lo que aunque se obtenga una nota elevada, si no tienen experiencia o es escasa, es complicado lograr una plaza”, subraya. Ejemplo de ello es que varios amigos suyos, con notas superiores al 9 en la oposición, siguen todavía sin un puesto fijo. “Con esta nueva convocatoria de oposiciones, se consigue que tengan una oportunidad real”, recalca.


Este joven maestro de Educación Física considera fundamental que las ofertas de empleo sean del 100% de las jubilaciones. “De este modo se consigue rejuvenecer la plantilla, pero también tener asegurado el relevo generacional”, sostiene. Además, ayuda a disminuir la tasa de interinidad. “En Aragón hay dos situaciones contrapuestas: en Zaragoza las plantillas tienen generalmente mayor edad, mientras que en los pueblos están más rejuvenecidas, ya que es donde suelen estar las vacantes para interinos”, expone.


Por ello, Alfonso recalca que la mezcla perfecta es “la experiencia y la juventud”. “Los más jóvenes pueden tener ideas locas para realizar proyectos, que son reconducidas y mejoradas por la experiencia de aquellos que llevan más años en la docencia”, sostiene. Asimismo, otro problema derivado de la elevada tasa de interinidad es que algunos interinos no pueden desarrollar todas las ideas que tienen porque están solo durante unos meses o como mucho un año en un mismo centro.


Este es el problema que se ha encontrado Marta, maestra de francés de 24 años. “Muchas veces no hay grandes diferencias entre la manera de enseñar a una edad u a otra, sino que lo que afecta es la estabilidad laboral”, sostiene. En su opinión, al estar cambiando de un centro a otro, no se pueden implicar en exceso con el alumnado ni plantear proyectos a largo plazo.


No obstante, destaca la cercanía que tiene con los estudiantes. “Hace unos años eras como ellos: tienes una forma de hablar más similar, se sienten identificados contigo... y todo eso ayuda a tener un mayor nexo de unión”, recalca. Al mismo tiempo, explica que en estos casos también ayuda la preparación que tienen respecto a las nuevas tecnologías y los idiomas, muy demandados en los últimos años. “Estamos más familiarizados con las redes sociales y con los recursos didácticos online, lo que permite un mayor acercamiento”, recuerda.


Esta misma visión la comparte Paco. “Los jóvenes traen a los centros mucha ilusión, ganas de trabajar... y tienen muchos conocimientos tanto de TICS como de idiomas”, explica este profesor de Educación Física de casi 59 años. “Con la llegada de los recién licenciados se produce el equilibrio perfecto, ya que tú te contagias de ellos y viceversa”, sostiene. Además, recalca la gran preparación que tienen los nuevos docentes. “Al tocarles una época con pocas oposiciones, muchos han estudiado dos carreras, se han sacado un máster... todo para conseguir más puntos y esto finalmente acaba repercutiendo en el alumno”, asegura.


Sin embargo, Paco recuerda que la situación actual de un mayor envejecimiento de la plantilla no es algo nuevo. “Cuando yo comencé también ocurría esto, pero, de repente, empezaron a sacar oposiciones de gran envergadura y entraron muchos profesores recién diplomados. Son procesos cíclicos”, señala.


Teresa, de 59 años, también destaca la energía de la juventud. No obstante, lamenta los efectos que están teniendo los recortes y los cambios en los modelos pedagógicos. “Ahora hay muchos planteamientos didácticos, muy centrados en la competitividad, sin embargo, se nos está olvidando el aspecto más educativo. Enseñar no es lo mismo que educar” subraya.


Respecto a las diferencias que encuentra entre su juventud y la actual señala que no existen muchas. “La mayor diferencia se encuentra en el sistema, ahora hay más estrés y más burocracia, parece que importan más los papeles que la educación”, lamenta.

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