Cuando el amor se sella ante notario

Desde el pasado verano, las notarías pueden celebrar bodas. Las parejas que eligen esta opción destacan la rapidez de los trámites y la facilidad para escoger el día de la ceremonia.

Una pareja de enamorados.
Las parejas que peparan su boda cuentan con una opción más: el notario.
L. Uranga

En la iglesia, en el juzgado, en el Ayuntamiento… y en la notaría. Desde mediados del año pasado, los notarios españoles están facultados para celebrar bodas y cada vez son más las parejas que se plantean esta posibilidad.


De momento, las bodas oficiadas han sido pocas, pero los datos apuntan a que esta opción puede afianzarse poco a poco entre los aragoneses. Según el Colegio de Notarios de Aragón, el segundo semestre de 2015 se casaron en despachos notariales de la Comunidad 17 parejas (la cifra total de bodas, ya sean civiles o religiosas, ronda las 4.000 anuales). Pero solo en el primer trimestre de 2016 van ya 14 matrimonios y la temporada de bodas todavía no ha empezado. Aunque el Colegio no tiene datos de cuántas parejas van a casarse ante notario en los próximos meses, auguran que la cifra va a crecer mucho.


Carlos Chárlez y Olivia Guerrero son una de esas parejas. Los trámites burocráticos previos a su boda están a punto de terminar y confían en casarse el próximo mes de julio. Lo harán en un notario, porque solo así podrán celebrarlo cuando ellos quieren. “El juzgado tiene unas listas de espera de unos tres meses y el Ayuntamiento, de seis -explica Chárlez-, pero en el notario, en cuanto el registro te da los papeles, puedes casarte en tres días o una semana”.


Patricia Garzarán y Jorge Rivas ya tienen fecha: el 7 de octubre. Y, en su caso, el calendario también ha sido definitivo a la hora de elegir una notaría. “Teníamos ya reservado el restaurante, y descubrimos que ese día no se celebran bodas en el juzgado. Como no queríamos cambiarlo todo, optamos por el notario”, cuenta la futura novia.


El decano del Colegio de Notarios, Francisco Pizarro, coincide con ellos y destaca la “rapidez” en los trámites como principal baza de estas bodas. "Se puede cerrar la fecha con solo una semana de antelación", explica. Pero hay más: según cuenta, las características de la notaría –un despacho, donde no caben las decenas de invitados de una boda convencional- hacen que solo estén presentes los novios y sus testigos, lo que da un carácter más “íntimo” a la ceremonia.


Pizarro admite que la sencillez del acto puede echar atrás a algunos novios, pero para otros es una ventaja añadida. “Nosotros no queríamos un 'bodorrio', ni una celebración al uso, así que este tipo de bodas ha sido casi una bendición”, asegura, por ejemplo, Carlos Chárlez.


Con el DNI y dos testigos es suficiente para casarse ante notario. Después, el responsable del despacho lee tres artículos del Código Civil –los referentes a los deberes y derechos del matrimonio- y elabora el documento que certifica la celebración de la boda. De este último depende en parte el coste del trámite (de media, entre 180 y 250 euros). Según las características de cada pareja (si alguno de sus miembros es extranjero o si residen fuera de España, por ejemplo), el acta notarial será más o menos extensa, lo que condiciona el precio final.


En cualquier caso, no parece importar a los novios. “A mí me merece la pena el gasto –asegura Patricia Garzarán-, porque en una boda en el juzgado me habrían dado la hora cerrada y así he podido escoger yo”. De hecho, ella ha optado por una opción poco convencional y que solo puede hacerse ante notario: su boda será a las nueve de la mañana y después se arreglará con calma para disfrutar –ya vestida de blanco- de una fiesta en la que se encontrará con familiares y amigos.


Para los casi cien despachos notariales que hay en Aragón, la celebración de bodas no va a suponer un gran cambio, explica Pizarro, dado el escaso número de ceremonias. Aun así, cree que es un reconocimiento a su labor y muestra “la confianza del Estado" en el colectivo, además de que permitirá descargar de trabajo a los juzgados. En cuanto a lo que supone ser el ‘oficiante’ de la unión de dos personas, tampoco considera que sea una gran novedad. “Tratamos habitualmente con parejas que firman una hipoteca a 30 años. Si eso no es un compromiso…”.

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