"Me canso de escuchar que los griegos no pagan impuestos, es completamente falso"

Una aragonesa que vive en Grecia desde hace más de 20 años cuenta la parálisis que sufre el país.

Marimar de Álava.
Marimar de Álava.

Sueña con visitar a su familia y veranear en el pueblo aragonés que la vio crecer, Calamocha. Desde que cogió las maletas en el año 93 y se instaló en la ciudad griega de Salónica jamás ha faltado a su cita anual con Aragón. Pero este verano se presenta complicado. La crisis en Grecia ha trastocado la vida de los griegos pero también la de los extranjeros que residen en el país heleno. "No es el momento idóneo para irse de Grecia. Si sucede algo, no quiero vivirlo lejos del país", señala Marimar de Álava. 


Esta calamochina llegó a Grecia hace más de 20 años con un programa de prácticas de Derecho en la Universidad Aristóteles de Tesalónica. Cuando terminó sus estudios, le llegaron ofertas de trabajo que le hicieron permanecer más tiempo en el país. Y los años fueron pasando y el curso de la vida le llevó a echar raíces. Pero hoy la Grecia que le abrió las puertas no es la misma. "El miedo, la desolación y la incertidumbre se han instalado en el país", cuenta Alava enfadada. "Lo que ha pasado en Grecia durante los últimos cinco años ha sido vergonzoso", sentencia: "He sido testigo de procedimientos que se han llevado a cabo para acabar con este país", declara. 


En 2010 Marimar trabajó como interprete en varios congreso europeos. Recuerda uno con especial recelo. "Hablaba un ponente de un país europeo del norte. Yo estaba pendiente de traducir. En esos momentos no da tiempo a pensar, solo a interpretar. Recuerdo que este señor decía que el nivel de vida de los griegos había bajado un 30% pero que para salir de la crisis esa cifra no era suficiente. Tenía que bajar un 40% más", apunta la aragonesa. Y dicho y hecho, critica Marimar: "No solo no hemos salido de la crisis, sino que vivimos peor". 


Las política de austeridad son el gran problema, según De Álava. "Necesitamos un plan de crecimiento y una reestructuración de la deuda", dice. Además, esta calamochina de 44 años asegura que se ha creado un falso mito sobre los griegos. "Me canso de escuchar que son unos jetas y que no pagan impuestos. Es completamente falso", sentencia indignada. "Tengo una pareja de amigos que los dos están en paro. No cobran ninguna prestación. Y, sin tener ingresos, les sale a pagar más de 1.000 euros en la declaración de la renta. Es la abuela de esta familia la que les ayuda con su pensión", cuenta Marimar, quien asegura que conoce más casos como este. "A la Troika le da igual si tienes para comer o no, lo único que le importa es capitalizar sus bancos", declara. 


Pero más allá de las críticas a la Troika, la realidad de Grecia supera la ficción. "El país entero se ha paralizado", confiesa De Álava. "Tengo una tienda online y nos vemos obligados a preparar la mitad de pedidos porque no podemos cobrarlos", critica la aragonesa. Lo peor, dice, es que el corralito se ha instalado. "Tengo amigos que trabajan en la banca y sé que aunque abran los bancos habrá un límite de unos 100 euros para poder sacar dinero", revela Marimar, que asegura que "Grecia vive una parálisis total". 

El referéndum de Tsipras: drama existencial 

El pasado domingo, 5 de julio, el país heleno vivió un drama existencial. ¿El 'sí' de Bruselas o el 'no' de Tsipras? Para muchos daba igual qué votar. La era de dificultades y recortes iba a continuar. "No podía creerlo", recuerda Marimar: "Me levanté como si me hubiera atropellado un tren. Los griegos tenían auténtico pánico por el 'no'. Era como si tuvieran una pistola en la sien que les obligará a votar el 'sí de la Troika", confiesa la aragonesa: "Los helenos han demostrado una valentía enorme. Yo misma hubiera sido capaz de votar 'si', aún siendo contrario a mis ideales, solo por miedo", cuenta. 


Marimar no oculta su alegría por la victoria de Tsipras. "El 'no' ha sido un sí a la dignidad, a la la libertad, a una Europa unida y a la esperanza", declara. "No sabemos que ocurrirá pero creo que la mayoría de los griegos se levantan por la mañana con la cabeza bien alta porque, a pesar de toda la presión, han votado en contra de las injusticias y a favor de su pueblo", concluye. 

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