El camping, una opción también como primera residencia

En el Camping de Zaragoza viven actualmente de forma permanente alrededor de 40 personas.

Camping de Zaragoza
Mobile home en el Camping de Zaragoza (Archivo)
Heraldo

Aragón cuenta con un total de 63 campings con una disponibilidad de 24.000 plazas. Estos establecimientos emplean a 257 personas en la Comunidad aragonesa.


El Camping Municipal de Zaragoza, sitado en el zaragozano barrio de Rosales del Canal, es uno de ellos. La empresa que lo gestiona ha decidido dar una vuelta de tuerca al concepto tradicional dotándole de más posibilidades.


El negocio se ha dualizado gracias a la creación de un segmento que permite las estancias por temporadas largas. Es decir, se abren a la posibilidad de que aquel que así lo desee establezca su residencia 'habitual' en las instalaciones.


El Decreto 125 /2004, del 11 de mayo, del Gobierno de Aragón que aprueba el Reglamento de Alojamientos turísticos al aire libre establece que “la ocupación de los bungalows, por parte de los clientes no podrá ser contratada por un tiempo superior a 11 meses”, por esta razón el Camping de Zaragoza señala a los estudiantes como residentes idóneos para con esta filosofía.


Esta tipología de cliente tiene la opción de alquilar un bungalow para una persona por 300 euros al mes, o uno para dos por 400 euros todo incluido y sin fianza. El alquiler, eso sí, es mensual.


Audrey González es francesa y estudiante de Fisioterapia en la Universidad San Jorge. Vive en escasos metros cuadrados por casualidad. Vino hasta Zaragoza sin saber todavía cuál sería su destino Erasmus definitivo y una vez instalada, se quedó y le gustó. Con solo 21 años asegura que no nota diferencia respecto a sus compañeros que viven en pisos. Para ella la distancia tampoco es un problema ya que trae su propio coche desde Francia.


Cada día, manifiestan desde el camping, está más en auge esta opción para aquellas familias que a pesar de tener que pasar los días festivos en la ciudad, quieren alejarse del bullicio del centro, además, apuntan que lo más importante son los “lazos de amistad” que se crean entre los residentes.


Actualmente en el Camping de Zaragoza viven 20 estudiantes y otros tantos jubilados o separados.


Una separación dejó a José Ara en una difícil situación y por sugerencia de un amigo decidió probar suerte e irse a vivir al Camping de Zaragoza, donde tiene su residencia desde hace más de dos años.


“Tengo el canal para pasear, para pescar y para buscar caracoles”. La vida en comunión con la naturaleza es un placer para este divorciado que se debate entre seguir viviendo en el camping una vez se jubile u optar por ocupar bien su residencia en Zaragoza o en el Bajo Aragón. Mientras disfruta de una caravana a la que cariñosamente llama “cajita de zapatos” en la que tiene vitrocerámica, una televisión de 40 pulgadas e incluso una chimenea para el invierno.


Ara se muestra encantado por las facilidades que le han permitido tener en el recinto, como un toldo en el porche donde corretean sus nietos o una valla para acotar su parcela. Solo tiene buenas palabras para los empleados del camping.

También como segunda vivienda

Una opción menos novedosa es la del alquiler de una parcela o 'mobile home' como segunda residencia.


El ambiente familiar, la tranquilidad, estar en plena naturaleza o la libertad de los más pequeños son los principales fuertes de tener una segunda residencia en un camping, así lo asegura Raquel Rodríguez, directora del Campingread Boltaña.


“Existen tres posibilidades: los mobile home, los bungalows y las caravanas”, explica en referencia a la oferta de segunda residencia en el camping que regenta. Actualmente el Campingread Boltaña cuenta con una familia 'fija' de 15 parcelas mobile home y 35 caravanas plantadas todo el año. El éxito parece ser una realidad: “Estamos completos, no aceptamos más fijos”, cuenta Rodríguez.


Respecto a los precios, mantener una caravana todo el año cuesta 2.000 euros, 3.000 si se trata de un mobile home. No falta ninguna comodidad pues cuentan con suministro de luz, agua y gas.


Rodríguez, catalana de nacimiento cuenta que ella misma pudo vivir la experiencia de vivir en un camping pues su padre regenta un establecimiento similar en Miami Playa donde “incluso había una calle de Los Maños”, recuerda.


El Camping Pirineos, a tan solo 15 km de Jaca, no es un camping al uso, al menos no legalmente. Desde 2011 se estableció como una empresa cuyos socios mediante una inversión inicial obtienen el uso y disfrute de una parcela. Actualmente están integrados 52 socios, siendo su capacidad máxima de 166.


“Los socios tienen una parcela para toda la vida”, cuenta Javier Buil, director del complejo. Buil destaca las “muchísimas ventajas”: disfrutar del “aire libre, del bosque, del sonido de los pájaros” con todas las comodidades de un apartamento como “wifi, pista deportiva, gimnasio, seguridad...”.


Las parcelas tienen una media de 150 metros cuadrados y, además de la inversión inicial, hay que añadir el mantenimiento anual que supone un desembolso de 800 euros.


El primer destino vacacional de los aragoneses es Cataluña, según el Instituto de Turismo de España. Por esta razón, muchas de estas segundas residencias están en la comunidad vecina.


Andrea no conoce otro tipo de vacaciones pero se niega a cambiar su caravana y avance de toda la vida por un apartamento. Tiene 25 años y vive durante el año en el zaragozano barrio de Las Fuentes pero aprovecha cada día libre para viajar hasta Cambrils y disfrutar de su parcela en el Camping La Llosa. “Es como una casa de campo, si ahora lo disfruto, de niña lo disfrutaba más todavía”, apunta en relación a la libertad de la que podía jugar con la bicicleta por todo el recinto sin peligros. Considera a sus vecinos como “parte de la familia” y tiene intención de seguir veraneando “siempre” en La Llosa aunque se lamenta de que “cada día somos menos”.