Tercer Milenio

La financiación para proyectos de investigación de la UZ cayó más de un 50% en un solo año

Un informe de la CRUE afirma que se pasó de 28,3 millones de euros en 2012 a 13,3 en 2013.

Una investigadora en un laboratorio de la Universidad de Zaragoza.
Una investigadora en un laboratorio de la Universidad de Zaragoza
E. C.

La investigación en la universidad española lleva años esforzándose en salir adelante dentro de un mar de recortes en ayudas que, lejos de evaporarse, parece embravecerse más cada ejercicio. El último informe en poner cifras a la situación que viven estas instituciones académicas ha sido la 'Encuesta de Investigación y Transferencia de Conocimiento correspondientes al bienio 2012-2013', realizada por la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas (CRUE) y publicada esta semana.


El estudio pone de relieve que los fondos públicos para la investigación universitaria cayeron un 28% en el conjunto del país (pasaron en el conjunto del Estado de 1.216,7 millones de euros a 877 millones) siendo la partida más afectada la destinada al desarrollo de proyectos, que sufrió un tijeretazo del 38%. La Unión Europea, el Estado, los gobiernos autonómicos... Todos redujeron sus aportaciones en este campo en el periodo reseñado.


El informe de la CRUE aglutina datos de 65 universidades, 47 públicas y 18 privadas. Entre ellas se encuentra la Universidad de Zaragoza (UZ). Los datos publicados este lunes reflejan que las ayudas que recibieron los campus aragoneses para investigar se situaron en el año 2012 en torno a los 28,3 millones de euros y en el ejercicio 2013 estas subvenciones apenas llegaron a los 13,3 millones, lo que se traduce en un recorte superior al 50% en solo un año.


Pese a este cerrojazo al crédito, la producción científica de la UZ se mantuvo más o menos estable: si en 2012 se consiguieron publicar 177 tesis y 1.811 artículos en publicaciones científicas, un año más tarde fueron 174 tesis y 1.937 artículos.


Esto puede dar la impresión, algunos sectores así lo han valorado, de que los recortes no han afectado a la universidad, una idea que queda muy lejos de la realidad, según explica Luis Miguel García Vinuesa, vicerrector de Investigación de la Universidad de Zaragoza. “Hay algo de desfase en la llegada de los efectos de la crisis porque, por ejemplo, las tesis suponen cuatro años de trabajo. Las tesis que se publicaron el año pasado empezaron antes de los recortes”, afirma García Vinuesa, que se muestra seguro de que los efectos se notarán.


En 2012, la administración autonómica era la que menos dinero aportaba y en 2013 fue la que más redujo sus ayudas: un 76,5%. El Estado, de un año para otro, pasó de inyectar en la UZ 12,8 millones a transferir poco más de 6,1. Europa, por su parte, también tomó la misma senda 'recortadora': los 6,2 millones que envió en 2013 pasaron a ser 3,9 un año después.


La caída de la financiación afecta a todos los aspectos: desde la remuneración que obtienen los investigadores pasando por las contrataciones que se pueden realizar, el material que se puede comprar o la capacidad de renovar medios y herramientas, que sin fondos disponibles se ve limitada. Las dificultades para trabajar han generado un ambiente de desánimo en los círculos de investigadores: miles de ellos han salido de España en los últimos años y las nuevas generaciones tienen que esforzarse por vencer el desánimo generalizado y no tomar el mismo camino.


Apostar por el talento

“Mientras que en época de crisis España se ha dedicado a recortar los presupuestos a investigación universitaria, otros países como Alemania o Estados Unidos han redoblado sus esfuerzos y han apostado por el conocimiento”, lamenta el vicerrector, que apunta que los gobiernos (central y a autonómico) tienen que que hacer una apuesta decidida por la universidad y ver las ayudas a la investigación “como una inversión y no como un gasto”.


“Los mercados emergentes como China o Brasil han entendido muy bien lo que significa apostar por el talento y lo están haciendo, ocupando cada vez mejores posiciones en los listados internacionales”, explica García Vinuesa. En estas clasificaciones que miden la aportación de las universidades a la sociedad, la UZ está muy bien posicionada en campos como la Química (dentro del top 100 mundial), la Informática o la Agricultura y la Silvicultura.


El vicerrector de Investigación hace un llamamiento de responsabilidad a quienes tienen que reabrir el grifo de la financiación. “La investigación científica es un tren al que cuesta mucho subirse y del que es muy fácil bajarse”, valora García Vinuesa, que añade que “la situación del sistema es mala, ya no admite más recortes, pero aún es recuperable”.