​Apenas 48 autónomos pudieron acogerse a cobrar el paro en Aragón el año pasado

El Gobierno ha introducido medidas para facilitar el llamado 'cese de actividad' o paro de los autónomos.

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Dos autónomos del sector de la fontanería
Jordi Alemany

Son pocos los que cotizan para poder acogerse a él, y aún son menos los que llegan a conseguir cobrarlo. El año pasado en Aragón apenas 48 autónomos consiguieron cobrar por cese de actividad, lo que comúnmente se conoce como el paro de los autónomos.


Esta posibilidad se introdujo en 2011 por el Gobierno socialista no sin controversia, dando una cobertura similar a la de los desempleados asalariados, aunque nunca fraguó. Durante 2014, solo 116 autónomos en Aragón -el colectivo lo forman más de 105.000 personas en la Comunidad- requirieron esta ayuda, siendo denegada por la administración en el 61% de los casos. En su mayor parte por no estar al corriente en las cuotas de pago a la Seguridad Social, según los datos analizados por la Unión de Autónomos de Aragón (Upta-Aragón) extraídos del Ministerio de Empleo.


Este alcance tan residual ha sido puesto en el foco de las propuestas de las organizaciones que aglutinan a los trabajadores por cuenta propia, que durante el año pasado requirieron al Gobierno mayores facilidades para obtener la prestación y, sobre todo, para que los autónomos que se decidieran a tener cubierto este supuesto pudieran, finalmente, alcanzarlo.


Así, a finales del año pasado el Gobierno modificó la Ley de Mutuas para dar facilidades en el acceso al cese de actividad. Entre ellas, se desligaba la obligación de tener también cubiertas las contingencias profesionales para acceder a la protección -antes se debían tener ambas- y se redujo las pérdidas que tenía que demostrar el interesado al 10% para justificar el cese del negocio, cuando según la norma marcada en su momento por el Gobierno de Zapatero el autónomo debía probar la existencia de unas pérdidas superiores al 30% en el mejor de los casos durante el último año de actividad. Lo que no ha cambiado es tener que estar acogido a esta modalidad durante más de doce meses antes de poder tener acceso a ella, motivo que también trunca buena parte de las solicitudes.


Pese a todo, cinco meses después de su puesta en marcha en enero, el panorama tampoco ha cambiado en demasía. Hasta la fecha, según los últimos datos, apenas otros 17 autónomos de los 46 que lo habían solicitado en Aragón han conseguido tener acceso a esta medida.


“No cabe duda de que se ha dado flexibilidad, y tendrá que notarse de un modo u otro dentro de un tiempo, pero el problema sigue estando en la raíz. Al ser una opción voluntaria, y dada la precarización y la inestabilidad del trabajo, pocos son los que se lanzan a cubrir este supuesto”, explica Álvaro Bajén, presidente de Upta-Aragón, que en su opinión, se debería abrir un debate “completo” sobre cómo está configurada la regulación del Trabajo Autónomo en España (cuyas bases se asientan en 1970) para imitar la de otros países europeos e introducir la obligación del cese de actividad estableciendo el pago de las cuotas de forma más progresiva.


Casi 9 de cada 10 autónomos aragoneses, desprotegidos


El principal motivo por el que los autónomos no entran a tomar esta cobertura se basa, como en tantas otras cosas, en motivos económicos. En Aragón, un informe de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA) registró que apenas un 15% de todo el colectivo cotiza por contingencias laborales. Esto es, tener derecho a una mejor protección en caso de accidente laboral y la posibilidad añadida de solicitar el paro por el cese de actividad.


En total, según estos datos, para 88.015 autónomos de la Comunidad las complicadas normas, la burocracia, y el coste que acarrea seguía haciendo que para la mayoría sea mucho más 'rentable' carecer de cualquier cobertura que acceder a ella. Entonces se estimaba que cubrir estas dos contingencias podría suponer un gasto de unos 600 euros anuales para un autónomo medio, un coste que ahora, al desligarse, podría rebajarse hasta los 19,46 euros al mes para la base mínima en el caso de querer cubrir el cese de actividad.


“El coste se ha rebajado, pero insisto, tal y como está la situación económica la medida tendría mucho más alcance si se estableciera un pago de forma progresiva en función de la renta. Son pocos los autónomos que a día de hoy están dispuestos a pagar algo más sin tener ningún tipo de estabilidad”, puntualiza Bajén, quien también aboga porque al igual que en los asalariados, se prevenga un fondo para que los autónomos acogidos al cese de actividad puedan recibir formación.