Rudi alerta de que la "nueva política" puede poner en riesgo las instituciones públicas

?"Aragón solo se gobierna mediante pactos, y quien no sepa pactar no puede gobernar", ha enfatizado.

Rudi durante su discurso en La Aljafería
Rudi durante su discurso en La Aljafería
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La presidenta del Gobierno de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, ha alertado este jueves de que la "anti-política" aunque "algunos lo llamen nueva política", es una amenaza para las instituciones públicas.


Así lo ha asegurado en su discurso institucional, pronunciado con motivo de la celebración, en el Palacio de La Aljafería, del Día de Aragón, el último de la VIII Legislatura de las Cortes aragonesas y también una de las últimas intervenciones institucionales de Rudi antes de las elecciones que se celebrarán dentro de un mes.


Sobre tres ejes ha pivotado su intervención: el valor de la cultura de pacto, el nuevo modelo de relaciones entre los poderes públicos y los ciudadanos para el fortalecimiento de la sociedad aragonesa y la defensa de las instituciones como "necesidad imperiosa".


Rudi cree que el desafío a las instituciones "no puede hacerse en nombre de la sociedad a la que sirven" y que "no hay libertad ni autogobierno fuera de las instituciones y de las normas".


Y está segura de que existe el "riesgo potencial" de que éstas "sufran un daño profundo y difícil de reparar" si se olvida el rendimiento social que la "buena política" ha proporcionado a los aragoneses durante los últimos cuarenta años.

La presidenta se ha mostrado convencida de que el "desapego" mostrado por los ciudadanos en los últimos tiempos hacia las instituciones y hacia la política y los políticos no solo tiene su origen en la crisis económica, sino también "en la falta de ejemplaridad de algunos y en las prácticas corruptas de otros", aspectos que se han de erradicar "de manera tajante".


Rudi ha asegurado que durante los últimos cuatro años, desde que llegó al Gobierno, siempre ha tomado "muy en serio" que los aragoneses dieron a sus partidos políticos el mandato de negociar y de alcanzar acuerdos para hacer posible una mayoría estable, un acuerdo "que no se agotara en la investidura"

Así lo hicieron, ha recordado, y así parece que va a seguir siendo a partir del 25 de mayo, algo que exige "confianza mutua, moderación y voluntad de consenso" pero también "reconocer al adversario como un interlocutor legítimo" y no ver en él "a alguien que debe ser expulsado del espacio público porque no responde a nuestro cliché o porque sin él las cosas nos resultarían más fáciles".


"Aragón solo se gobierna mediante pactos, y quien no sepa pactar no puede gobernar ni formar parte de un acuerdo capaz de asegurar la estabilidad", ha enfatizado.


El debilitamiento del "carácter pactista" de las próximas Cortes, ha advertido, puede conducir a las instituciones a la inestabilidad o incluso a la parálisis.


Rudi ha insistido en que el consenso "no constituye una traición de los principios ni una corrupción de las convicciones", sino que expresa "la voluntad de anteponer el bien común al beneficio del partido".


Asimismo, la presidenta de Aragón ha recalcado que defiende la unidad de España, pero no "su uniformidad" ni las "asimetrías propuestas por algunos".

Y ha recalcado que "lo último" que necesita Aragón es que se le haga "invisible" y que se le intente recortar autogobierno "con la excusa de un supuesto interés nacional o de falsas razones de eficiencia económica".


Por eso, ha mostrado su rechazo a que la consolidación fiscal se tenga que lograr "a cualquier precio", a que se eliminen administraciones locales, a que se supriman infraestructuras esenciales para la cohesión social o a que se excluyan del debate variables históricas o culturales "que conforman la trama de afectos comunes e intereses compartidos que dan sentido a la España constitucional y autonómica".


La presidenta también ha asegurado que ha procurado establecer un nuevo modelo de relación entre los poderes públicos y los ciudadanos para liberar "un espacio" que había estado vedado para la sociedad.


A su juicio, para devolver la "vitalidad" a la sociedad "es necesario avanzar en una nueva relación entre las instituciones y los ciudadanos" basada en el protagonismo de éstos y no en la presencia excesiva de aquéllas.