"Quizá mi maña no se exponga en ARCO pero quien la ve se queda asombrado"

Un aragonés afincado en Navarra ha construido un museo al aire libre que no deja indiferente a nadie.

'La casa del sol naciente', obra de Armando Baigorri, en Monteagudo (Navarra)
'La casa del sol naciente', obra de Armando Baigorri, en Monteagudo (Navarra)
A. M.

Un galería de arte al aire libre es lo que ha creado el aragonés Armando Baigorri en Monteagudo, una villa de Navarra asentada en las faldas del Moncayo, a escasos kilómetros de Tarazona. La obra no deja indiferente a nadie. Su particular creación a base de toneladas de piedras y metales atrae a turistas y curiosos que, por el boca a boca, se acercan a conocer 'La casa del sol naciente', como Baigorri denomina a su obra.


“Practico el arte de impresionar. Quizás mi maña no se exponga en ARCO pero todo el que viene a este lugar se queda asombrado”, comenta Baigorri, natural de Carenas. Y, en efecto. El pequeñísimo pueblo de Monteagudo, de apenas 1.000 habitantes, recibe poco turismo, pero casi todo el que llega pregunta por 'La casa del sol naciente'. “Cuando la vi por primera vez me pareció una casa de brujas de época medieval. Me gustó mucho porque es original, algo que jamás había visto antes”, declara un conocido del artista que visita cada año a su amigo para saber cómo avanza en su creación.



Forrada de piedras, “colocadas todas a mano” y rodeada de esculturas, esta casa es uno de los bienes más preciados de Baigorri. Pero no el único. En el mismo entorno el artista expone piezas gigantes que dan “armonía”, como una cruz de diez metros compuesta por más de 4.000 herraduras. “Me costó unos dos años terminar la cruz”, explica este aragonés asentado en Navarra desde hace más de 40 años.


La inspiración para crear le viene de “cualquier cosa” pero, sobre todo, le “inspira la naturaleza, los elementos que proceden de la tierra”. De pequeño ya apuntaba maneras. Según cuenta, el arte le viene de familia: “Mi madre era muy creativa. Pintaba cuadros y dibujaba muy bien, con una técnica exquisita. Yo también tengo ese don. Si tengo un papel cerca siempre me da por dibujar en él. Además, la pintura al óleo también es una de mis grandes pasiones”, asegura.


Pero, su principal afición es tratar el hierro, la piedra y la madera para configurar esculturas. “Lo hago por amor al arte, porque me entretiene y me relaja después de estar amasando el pan durante toda la madrugada”, comenta Baigorri, panadero de profesión. “Hay personas que no entienden lo que hago. Quizás una de ellas sea mi mujer”, detalla entre risas el panadero de Monteagudo. “Muchas de las visitas que recibo son entendidos del arte, de la arquitectura y de la construcción”, señala.


En la actualidad, 'La casa del sol naciente' está todavía sin terminar. “Queda mucho por hacer. Y, además de tiempo, esto requiere mucha inversión de dinero. El valor dependerá del mercado pero no hay dinero suficiente para pagar todo el esfuerzo y sentimiento que he dedicado a este proyecto”, asegura Baigorri. En un futuro, la ilusión de Armando sería buscar utilidad a la casa: “No sé todavía qué haré pero estoy seguro de que funcionaría muy bien como casa rural”, señala.


Desde el Ayuntamiento de la localidad también saben el valor que 'La casa del sol naciente' ha dado al pueblo. Su alcalde, Marino Herrero, asegura que “la casa de Armando añade más riqueza a la visita turística de Monteagudo. Junto al Castillo y la iglesia es un atractivo más para el visitante, sobre todo por su originalidad”.


La mente de Baigorri no descansa. “Siempre estoy maquinando”, manifiesta. En la actualidad está centrado en su próximo proyecto: construir un iglú de piedras naturales. “Dentro de unos años estará terminado. No puedo dejar sin pan a Monteagudo”, concluye.