Los ganaderos aragoneses afrontan con “incertidumbre” el final de las cuotas lácteas

En abril se elimina este régimen marcado por Europa, imperante desde 1984.

Los ganaderos aragoneses afrontan con “incertidumbre” el final de las cuotas lácteas
Los ganaderos aragoneses afrontan con “incertidumbre” el final de las cuotas lácteas
EFE

El cada vez más escaso sector lechero aragonés se enfrentará a partir del mes que viene a un nuevo reto. El 1 de abril finalizan las llamadas cuotas lácteas, un régimen marcado por Europa desde mediados de los ochenta que imponía un límite en la producción de cada Estado con el fin de evitar sobreproducciones, pero que en ocasiones ha sido tildado como una de las mermas para las explotaciones españolas, ya que a España solo se le estaba permitiendo producir 6,4 millones de toneladas de leche cuando el país consume casi 10. Es decir, se establecía un déficit que tenía que ser solventando comprando leche de fuera.


Durante estas tres décadas, y bajo este marco legal, las explotaciones lecheras de Aragón han pasado de ser más de 400 en total a escasamente 70, que ahora se preparan para un cambio que afrontan con “incertidumbre”.


“El margen de actuación de la inmensa mayoría de los productores de Aragón es escaso, así que solo podemos esperar a ver cómo se comporta el mercado, y en función a eso actuar”, explica Carlos Larraz, ganadero de Monzón y representante de Uaga en el sector.


Aragón, que antaño contaba con una producción más diversificada, produce ahora tan solo unas 80.000 toneladas de leche al año, apenas el 2% del total nacional, copado por Galicia, seguida de Castilla y León, Cataluña, Asturias y Cantabria.


Además, la producción se encuentra muy concentrada en un puñado de grandes explotaciones, encabezadas por la empresa Tauste Ganadera, que cuenta con más de 3.600 cabezas de ganado, o la Granja San José de Altorricón.


Al margen quedan unas decenas de ganaderos independientes y otros cuarenta agrupados en la Cooperativa Alto Aragón de Binéfar, la única que sobrevive con fuerza en el marco de la Comunidad, embotellando y distribuyendo parte de su propia leche.


“El mercado de la leche cada vez está más difícil, con unos precios que apenas cubren el coste de la producción. Y es una pena cuando antes, toda la zona del Pirineo oscense tenía un espacio importante”, explica Ángel Garraguer, secretario de esta cooperativa.Miedo a una nueva bajada de precios


El fin de las cuotas lácteas puede suponer, según explican desde el sector, que los grandes productores decidan lanzarse a conseguir la producción que antes les estaba vedada. Un movimiento que podría repercutir en una nueva bajada del precio de la leche fresca en origen, que durante el año pasado estuvo en una media de 35 céntimos.


“Tampoco es que una explotación lechera pueda crecer demasiado, una novilla cuesta dos años criarla, pero sí que se está hablando que los productores del centro y el norte de Europa se están preparando para dar un salto importante, mientras que aquí las inversiones solo las podremos hacer una vez que se vea qué efecto causa en los precios”, explica Larraz, dueño de una explotación familiar.


Así, el cada vez más pequeño músculo ganadero aragonés espera poder seguir manteniéndose al menos como hasta ahora, aunque sin visos de crecimiento. La llegada de leche francesa para cumplir con el déficit y la concentración de la industria en manos de una decena de empresas en España – a las que Competencia multó con 88 millones hace solo tres semanas por “conductas anticompetitivas”- han congelado los precios en origen de la leche a lo largo de la última década. Un difícil escenario al que el sector en Aragón se enfrenta en minoría.