Podemos se solidariza con los afectados

En una nota, denuncian la inoperancia de la CHE y la DGA y abogan por una nueva ingeniería fluvial.

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Podemos se solidariza con los afectados
Envuelo

Podemos Aragón y su Secretario General, Pablo Echenique, han expresado su solidaridad con los miles de afectados por la crecida del Ebro a través de un comunicado. En la nota, han manifestado que los daños ingentes producidos en los últimos días se deben a la falta de planificación, a la inoperancia y a la corrupción de unas instituciones, como la CHE y la DGA, que prefieren defender los intereses de los grandes poderes económicos antes que las casas y los campos de los habitantes de la ribera.


España es el país con mayor número de presas por habitante del mundo y aun así no se consigue paliar ni disminuir los daños causados por crecidas e inundaciones. Consideran que se trata de "una gestión nefasta del agua que tiene detrás políticas públicas que se han organizado alrededor de poderosos intereses económico-financieros, vinculados al sector eléctrico y de la construcción".


Pablo Echenique exige que, en el muy corto plazo, se dé la mayor prioridad a la protección de los cascos urbanos y se indemnicen apropiadamente y pronto las pérdidas materiales de los habitantes de la ribera, ya que la responsabilidad del desastre recae principalmente en las instituciones que no supieron y no quisieron evitarlo.


Según este partido político, tanto durante el gobierno de Marcelino Iglesias como en el de Luisa Fernanda Rudi, la problemática de la crecida del Ebro sólo se ha tratado durante las inundaciones (2003, 2007, 2008) para pasar a ser un debate menor cuando el río baja tranquilo.


Pedro Arrojo -Premio Goldman de Medioambiente, fundador del movimiento Nueva Cultura del Agua y miembro del Consejo Ciudadano de Podemos Aragón-, cree que la solución del problema de las crecidas sólo puede conseguirse como ya se ha hecho en Europa y en EEUU: cambiando “la estrategia de ingeniería fluvial tradicional, basada en reforzar la “dominación” del río mediante obras hidráulicas, para acabar asumiendo el nuevo lema de “dar espacio al agua”, que ha llevado desde entonces a renegociar con el río sus espacios de inundación en la cuenca media”.


Esto implica la recuperación de meandros y bosques de ribera así como amplios espacios del dominio fluvial, como zonas de expansión de las crecidas, para disipar la energía cinética de la avenida; retranquear los diques de ribera, a lo largo de cientos de kilómetros, o dotarlos de compuertas para controlar la inundación blanda de esos espacios, expandiendo las crecidas y reduciendo su capacidad destructiva aguas abajo.


Asimismo, remarcan la vital importancia de establecer acuerdos con los agricultores para indemnizar generosamente la eventual inundación blanda y controlada de sus cosechas, a la vez que los cascos urbanos tienen y tendrán que defenderse con absoluta garantía.