Nadie piensa en las avutardas

Esta ave, en peligro de extinción en Aragón, sigue pendiente de un plan de conservación que afiance la especie.

Un macho de avutarda hace la rueda ante dos hembras
Nadie piensa en las avutardas
CARLOS PALACIN

El refranero popular no ha tratado demasiado bien a la avutarda. Y parece que expresiones como 'estar pensando -o mirando, según la zona- en las avutardas', tampoco son del todo ciertas. Esta ave, catalogada en peligro de extinción en Aragón, lleva algo más de una década moviéndose en torno al centenar de ejemplares, la gran mayoría de ellos en Los Monegros, al sur de la sierra de Alcubierre, donde cada año más visitantes llamados por el incipiente turismo ornitológico se dejan caer, precisamente, para mirar las avutardas.


Hace unos días Ecologistas en Acción denunciaba en un comunicado que esta especie, junto con otros siete animales también catalogados en peligro, llevan más de veinte años pendientes de un plan específico de protección que desarrolle proyectos para frenar su desaparición del territorio aragonés. Unas directrices concretas de las que sí que gozan otras aves como el quebrantahuesos o el águila perdicera, pero que en el caso de esta especie esteparia se ha ido quedando en un cajón legislatura tras legislatura. “Llegó a existir un plan técnico redactado para su protección, pero se quedó por el camino, lo cual es una pena porque tras varios años controlándolas la impresión que tenemos es que con poco que se hiciera la población podría pasar de subsistir a repuntar considerablemente”, explica Luis Tirado, delegado de SEO/Birdlife en la Comunidad.


La avutarda ha sufrido una intensa pérdida de población en los últimos cincuenta años en toda Europa, extinguiéndose del centro del continente y concentrándose ahora, en torno al 50% de todos los ejemplares del mundo, en España. Su presencia en la península ibérica no es ni mucho menos uniforme. Castilla y León y Extremadura concentran la mayor parte de los 30.000 ejemplares que hay en el país, quedando las comunidades del valle del Ebro (tanto en Aragón como en Navarra) como centros aislados que en total apenas superan los 200 ejemplares. Además de en Los Monegros, la avutarda, una de las aves voladoras más pesadas del mundo -el macho puede alcanzar el metro de longitud- se puede encontrar aún en Gallocanta, aunque es la población monegrina la que por tamaño y por su ligazón a este hábitat concentra en mayor modo las preocupaciones de ecologistas y ornitólogos.


“La población se mantiene pero no prospera. Según nuestras estimaciones, la productividad de la especie es de un pollo por cada cuatro hembras”, señala Tirado, quien identifica los mayores problemas del ave en la presencia de depredadores, la muerte por envenenamiento con pesticidas y, sobre todo, los cambios en el hábitat debido a la expansión de regadío y la menor rotación de cultivos actual, que antes proporcionaban el entorno ideal para la avutarda.


“Nosotros sabemos que un plan de protección demasiado estricto podría provocar algunos perjuicios a los agricultores. Por eso lo que buscamos principalmente es que se creen unos espacios comunes donde se entienda que, tanto la agricultura, como la biodiversidad y el medio ambiente, son patas de una misma mesa sobre la que se tiene que sostener la economía y el interés rural”, explican desde SEO/Birdlife. No en vano, en los últimos años en comunidades como Extremadura la puesta en marcha de planes específicos de turismo ornitológico han conseguido atraer a más de 25.000 turistas -la gran mayoría extranjeros- bajo el reclamo del visionado de aves, en muchos casos, con la avutarda como gancho principal.


Para ello, los ornitólogos han vuelto a recordar este año al Ejecutivo que se han cumplido 15 de años desde que el Gobierno de Aragón adquiriera el compromiso con Bruselas de crear un Parque Natural en Los Monegros, proyecto que pese a la iniciativa comunitaria se acabó perdiendo al no llegarse a acuerdos en común entre todas las partes interesadas.


Pese a esto, en los últimos años el desarrollo por parte de la DGA de la Red Natura 2000 con la implantación de Zonas de Especial Protección para las Aves, que en Aragón ocupan más de 8.000 kilómetros cuadrados, muchos de ellos en Los Monegros, han conseguido que la avutarda y otras aves protegidas hayan mantenido su población en el valle del Ebro, algo fundamental para el total de la especie en España, ya que numerosos machos utilizan los territorios aragoneses en su dispersión desde el centro de la península, lo que hace a las pequeñas poblaciones de Los Monegros o Gallocanta “fundamentales”, según explican los ornitólogos, para que no disminuya el área de distribución de la avutarda en el país.