Las VPO se venden más que se alquilan, pero el mercado continúa paralizado

Para conseguir remontar, según los empresarios, es necesario competir en precio o calidad.

VPO en la Plaza de la Memoria Histórica, en Torrero
Las VPO se venden más que se alquilan, pero el mercado continúa paralizado
P. F.

Desde que el precio de la vivienda libre comenzara a bajar, no han hecho más que descender la venta de las protegidas y con ello, el número de personas apuntadas a las listas de espera. De hecho, tal ha sido el desencanto que ya no hay sorteos públicos y las promociones ya no están impulsadas por el Gobierno de Aragón.


Según los datos facilitados desde la Dirección General de Vivienda en Aragón, hasta septiembre de este año se habían vendido 294 de estas viviendas, mientras que el año anterior esta cifra ascendió hasta las 856, cifra de la que se quedará bastante alejada aún en el supuesto caso de que el mercado se haya animado durante los últimos meses del año. “Por esta razón, el nuevo Plan de Vivienda aprobado en septiembre está orientado hacia la rehabilitación y el alquiler”, señalan desde el departamento de Obras Públicas, Urbanismo, Vivienda y Transportes de la DGA.


Sin embargo, el arrendamiento de este tipo de pisos tampoco termina de despegar. Durante este año, en la provincia de Zaragoza se han registrado 157 contratos, todos ellos llevados a cabo entre particulares, en la de Huesca esta cifra se sitúa en 46 -25 de ellos entre particulares, 10 promovidos por la empresa pública Suelo y Vivienda de Aragón y 11 de promotores- y en Teruel se han efectuado 40 contratos, también entre particulares. En total 243, unos datos ligeramente inferiores a los de ventas.


“Aunque en igualdad de condiciones el alquiler de la VPO es más barato que el de la vivienda libre, se pueden encontrar pisos de segunda mano casi al mismo precio”, explica Rosa Sánchez, propietaria de Fincas Sánchez. Una visión similar es la que tiene José Luis Roca, presidente de la Confederación de Empresarios de la Construcción de Aragón (CEAC). “La caída de los arrendamientos de la vivienda libre dentro de los límites del tercer cinturón está repercutiendo de forma negativa en las VPO, que se encuentran fuera de este perímetro”, puntualiza.


El precio de estos alquileres varía dependiendo de la ciudad en la que se sitúe y el tiempo durante el cual la vivienda tiene que destinarse solamente a arrendamientos. Los más caros se encuentran en Zaragoza capital, en aquellas parcelas cuya finalidad es estar 10 años alquiladas. En estos casos el importe total al mes de un piso de 80 metros cuadrados con 30 más de garaje y trastero asciende a casi 570 euros al mes. Si por el contrario el edificio debe dedicarse al arrendamiento durante 25 años, la cuota mensual desciende a 450 euros.


“Por estas cantidades ya se puede encontrar un piso en los barrios más cercanos al centro de la ciudad, cuya única diferencia es la antigüedad en la edificación”, resalta Roca. Por su parte, Sánchez asegura que en las inmobiliarias se está notando un incremento en la compra de vivienda, mientras que se deja más de lado el alquiler. “Mucha gente prefiere adquirir un piso de 50 metros cuadrados con ascensor por 45.000 euros que alquilar un piso”, sostiene.

El mercado de la VPO sigue sin remontar

Cada vez se construyen menos viviendas protegidas, sin embargo, el stock no desaparece. En la actualidad, según los datos publicados en la página web del Toc Toc, hay 258 terminadas sin ocupar, mientras que de las que se encuentran en construcción todavía no se han venido 606.


Además, desde la Dirección General de Vivienda se han otorgado 349 calificaciones provisionales -requisito que necesitan los constructores para comenzar su obra- y 490 definitivas -certificado que obtienen una vez finalizadas-. Una cifra muy inferior a las casi 1.000 definitivas que se otorgaron en 2013.


“La única salida que tiene en estos momentos la VPO es competir en dos direcciones: precio o calidad”, destaca Roca. Siguiendo la primera opción lo lógico sería equiparar estos inmuebles a las rentas disponibles. “Si hay menos sueldos, menos créditos y más impuestos, lo que se tendría que hacer es poder bajar el precio de la VPO”, señala. En el segundo caso, destaca el ejemplo de unas viviendas en Arcosur, cuyos promotores decidieron utilizar materiales de mayor calidad y están teniendo una gran comercialización.