Unas 1.000 empresas de alimentación aragonesas deberán cambiar su etiquetado

Una nueva norma europea hará que las letras sean más grandes y más legibles, además de concretar mejor la procedencia del producto.

La cesta de la compra se encarece a pesar de la caída en el consumo de carne y pescado
Unas 1.000 empresas de alimentación aragonesas deberán cambiar su etiquetado

Con la vista puesta en reforzar la información que se da al consumidor, la Unión Europea ha aprobado un nuevo reglamento que unifica en el mapa comunitario el etiquetado de todos los productos de alimentación. La nueva norma, que será palpable en los lineales de los supermercados y en las pequeñas tiendas a partir del 14 de diciembre, afectará a las más de 1.000 empresas dedicadas a la alimentación y a las bebidas que hay en Aragón, un cambio que ha sido abrazado con naturalidad por las empresas implicadas, ya que todo va en la dirección de remarcar cada vez de forma más clara también la procedencia del producto.


“Todo lo que sea aportar información al consumidor es positivo”, señala Ignacio Domingo, gerente de la Asociación de Industrias Agroalimentarias de Aragón (AIAA), quien explica que a partir de mediados de diciembre las etiquetas serán más legibles. “Se ha puesto una serie de mínimos, como un tamaño de 1,2 milímetros para envases de 80 centímetros cuadrados, que hasta ahora dependía de una normativa propia para cada uno de los productos”, indica.


Además, se deberá resaltar de forma más visual las indicaciones de los posibles alérgenos, el etiquetado nutricional sobre energía, grasas saturadas o azúcares será ya obligatorio en todos los productos, además de añadir fechas de congelación y descongelación en los productos que lo requieran, así como qué tipo de aceite vegetal contienen, si están elaborados con un solo tipo de carne o son una mezcla de varios.


Como todos los cambios, el proceso se llevará a cabo con un periodo de convivencia entre el antiguo y el nuevo etiquetado. “La gran mayoría de las empresas de Aragón están ya preparadas, pero hay otras que no y que deberán tenerlo en menos de un mes”, comenta Domingo.

Etiquetas más concretas... pero aún no al cien por cien


Por otra parte, la nueva normativa obliga a especificar de forma más concreta el origen del producto, algo que hasta ahora no se realizaba en exceso más allá de las Denominaciones de Origen o en las empresas que lo hacían por voluntad propia. Un cambio, este último, que no obstante aún está pendiente de nuevas directivas planificadas para entrar en vigor a partir de mayo y que afectarán de forma más concreta a los productos cárnicos, donde se deberá señalar de forma clara el origen de la carne y, además, se está estudiando añadir nueva información como por ejemplo dónde se ha criado el animal o en qué matadero se le ha sacrificado.


“El objetivo es que el etiquetado sea mucho más accesible para el comprador, que hasta ahora se encontraba con multitud de formatos distintos, así como facilitar en un golpe de vista posibles ingredientes que puedan causar alergias o afecciones”, explica Domingo, que no obstante señala que el proceso del etiquetado europeo aún está por formalizarse completamente. “De aquí hasta 2016 hay varias iniciativas y propuestas que se están estudiando a nivel europeo, que podrían exigir aún más o no señalar el origen de los productos, ya que la actual legislación aún es un poco vaga a la hora de concretar hasta qué punto hay que indicar la procedencia o qué hacer con alimentos que se componen de mezclas de ingredientes, en muchos casos de distintos lugares”, puntualiza el gerente de AIAA.


Un ejemplo de esto es una antigua reclama de los productores de miel españoles que parece que al menos de momento tampoco se solventará. Hasta la fecha, las normativas vigentes permiten a los operadores etiquetar mieles de fuera de la UE como “mezcla de mieles UE-no UE” sin indicar los países en los que las mieles fueron recolectadas o en todo caso, qué porcentaje de la mezcla proviene de España y cual viene de fuera. Una situación que perjudica a los apicultores nacionales, según ha denunciado en varias ocasiones el sindicato agrario COAG, ya que no permite una identificación clara de sus productos.


Este mismo martes la propuesta de los apicultores se debatió en el Congreso, donde fue rechazada con los votos en contra del PP ya que este etiquetado “podría perjudicar a parte de las empresas envueltas en el sector” que se dedica a importar miel de otros países para después distribuirla en España, según argumentó el Gobierno.