La creación de empresas, en niveles previos a la crisis por la necesidad de autoempleo

Los expertos señalan que el tejido empresarial está cada vez más atomizado.

Más de la mitad de empresas que se crean están orientadas al consumo
La creación de empresas, en niveles previos a la crisis por la necesidad de autoempleo

El tejido empresarial aragonés parece comenzar a salir del sopor... aunque de momento sea más por fe que por impulso económico. El número de empresas creadas en lo que va de año en Aragón se acerca por primera vez desde que comenzara la recesión a cifras anteriores al parón económico. En la Comunidad han nacido en los nueve primeros meses del año un total de 1.516 nuevas sociedades, solo un 8% menos de las que iniciaron su andadura en los mismos meses del 2007, año inmediatamente anterior al comienzo de la crisis.


Pese a que los datos actuales son todavía peores que los de aquel año, las cifras de creación de empresas en la Comunidad son considerablemente mejores a las que se dan en el conjunto nacional, donde la aparición de nuevas empresas sigue siendo hasta un 34% inferior a la que se dio en los mismos meses de 2007. No en vano, según los datos del Boletín Oficial del Registro Mercantil (BORME) recogidos por Infocif-Gedesco, en España se han creado en lo que va de año 66.829 nuevas empresas (por las 101.819 de hace siete veranos), mientras que en Aragón los más de 1.500 nuevos negocios surgidos durante 2014 apenas se distancian de los registros generados en 2007, cuando nacieron 1.636 empresas.


Por provincias, Huesca lidera la subida siendo una de las únicas 10 provincias de España en las que los datos de este año han superado los del año de referencia. En concreto, el músculo empresarial oscense ha añadido 339 nuevas sociedades entre enero y septiembre, un 35% más que las que se crearon en 2013, mientras que en Zaragoza han nacido 1.088 nuevas empresas (por 1.155) y Teruel se suma a la tendencia nacional, aún muy alejada de los datos anteriores a la recesión creando solo 89 nuevas sociedades por las 230 registradas en el último ejercicio de bonanza económica.


Sin embargo, a pesar de que el panorama pueda invitar al optimismo, los expertos echan el freno de mano a la hora de valorar la situación señalando que la escena empresarial sigue estando aún muy lejos de retomar con solvencia las cifras de negocio previas a la crisis, especialmente al ver cómo y con qué solidez se están creando las nuevas iniciativas de negocio.

Un tejido empresarial “atomizado” y poco sólido


“Lamentablemente, los datos de creación de empresas han demostrado durante la crisis que tienen poca validez para demostrar si el panorama empresarial va mejor o peor”, explica Rafael Zapatero, secretario general de CEPYME Aragón, quien opina que “por desgracia”, que se dispare la creación de nuevas iniciativas “puede ocultar una realidad negativa, y es que ante el parálisis del mercado laboral que todavía subsiste muchas personas o pequeños grupos de socios se hayan lanzado a intentar abrir una vía de autoempleo”.


Y es que, aunque los datos de mortalidad de las empresas no son tan fácilmente rastreables como los de creación, las organizaciones empresariales coinciden al valorar como válidos varios informes sectoriales que señalan que, de todas las empresas que se han creado en España durante la crisis, apenas un 40% logra sobrevivir tras los dos años de su puesta en marcha.


El efecto de esta “atomización” del tejido empresarial quedó patente en el último Directorio de Empresas publicado por el INE, donde, en referencia a datos del 2013, se señalaba que a pesar de que Aragón tenía 47 empresas activas más que el año anterior, la gran mayoría de las que se habían sumado durante el ejercicio, eran unipersonales. Es decir, sin asalariados. “El censo de empresas aragonesas y españolas siempre se ha caracterizado por un gran peso de Pymes, pero en los últimos años las pequeñas empresas cada vez son más pequeñas, lo cual tampoco es del todo saludable, ya que se pierde músculo para generar empleo”, explican desde CEPYME, donde recalcan que, más allá de la situación económica, las empresas no han obtenido por parte del Gobierno central ninguna mejora sustancial que ayude a que burocrática y económicamente sean más fáciles de constituir.