La azucarera del Jalón

Supuso un gran empuje para el crecimiento demográfico y el bienestar del municipio.

Épila fue uno de los municipios de Aragón que se encontraba más avanzado industrialmente al poseer una azucarera, una destilería y minas en la serranía de Rodanas. La Azucarera del Jalón supuso un gran empuje para el crecimiento demográfico del municipio y del bienestar del pueblo. Este creció superando los seis mil habitantes y el barrio que se creó a su amparo disponía de agua corriente, un lujo en aquellos tiempos.


En este espacio funcionaba la factoría que convertiría durante los primeros años del siglo XX a Aragón y a Granada en las dos primeras provincias situadas a la cabeza en cuanto a volumen de producción de azúcar.


Más de 800 personas llegaron a trabajar en este espacio en las épocas más productivas. La convivencia entre empresarios, directivos y jornaleros continuaba en el entorno de la fábrica, donde también disfrutaban de su tiempo de ocio.


El incremento de la competencia en el sector y la saturación del mercado, a raíz del surgimiento de nuevas plantas azucareras, dio lugar a la aparición de la Sociedad General Azucarera de España. Su constitución supondría que dejasen de funcionar entre 1904 y 1905 la Azucarera Labradora de Calatayud y la del Rabal, trayendo graves perjuicios para la economía aragonesa. 


La recesión no tardó en llegar, surgiendo como consecuencia una depresión tanto en la demografía como en la economía local. En 1969 cerraba sus puertas la Azucarera del Jalón. 

Con el paso del tiempo parte de la factoría sería desmantelada y derruida. Actualmente, esta zona, desolada, espera a cobrar vida dando paso a la construcción de una urbanización; obra que, de momento, se encuentra paralizada por la crisis económica.