"Lo peor del divorcio a edades tardías es caer en la soledad"

?Higinio Valle, presidente de una asociación de divorciados, dice que lo más complicado del divorcio a edades tardías es caer en la soledad y la apatía.

Vencer la soledad, fundamental tras un divorcio
"Lo peor del divorcio a edades tardías es caer en la soledad"
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Si no se puede convivir divorciarse es lo mejor, a los 60 años y a cualquier edad. Así opina Higinio Valle, presidente de la Asociación Mixta de Separados y Divorciados de Aragón (ASDA), que explica que cada vez son más las personas que superan el medio siglo de edad que se acercan hasta la sede de la asociación (en la calle de Ángel Ganivet en Zaragoza) para recibir asesoramiento ante una ruptura matrimonial.


“Son personas que han vencido el ciclo de criar a los hijos y que además sienten que tienen cierta estabilidad económica”, apunta Valle. El presidente de ASDA considera que muchas parejas jóvenes “malviven juntas” obligadas por una situación económica que no les permite hacer vida por separado mientras que a partir de los 60 años la economía del matrimonio y en las parejas que no funcionan el divorcio es factible.


Lo más difícil del divorcio a edades tardías, comenta Higinio Valle, es la soledad que experimentan los miembros de la pareja. Acostumbrados a hacer vida social con amigos en común, casi siempre matrimonios de la misma quinta, tras la ruptura la apatía y el desánimo suelen hacer mella tantos en hombres como mujeres, que en muchos casos no quieren salir de casa.


Para paliar en la medida de lo posible esta situación en el año 1990 nació ASDA, que más de dos décadas después sigue funcionando con cerca de medio millar de socios. Su presidente explica que los tres pilares de la asociación son el apoyo jurídico, el psicológico y un programa de actividades para desterrar la soledad.


“Lo importante es tener entretenida la mente y no quedarse en casa encerrado”, apunta Valle quien explica que los medios económicos de la asociación son muy limitados y que siguen en activos gracias a la labor de los socios, que trabajan altruistamente.

"La gente me veía como un bicho raro"

"Me tenía que haber separado a los tres meses de casarme pero al final lo hice después de más de dos décadas de matrimonio", explica un hombre zaragozano divorciado. "Llegó un momento en mi vida en el que me pregunté si la situación que estaba viviendo era la que quería para el resto de mis días", añade.


Este hombre, que prefiere mantenerse en el anonimato, explica que pensó durante muchos años en el divorcio pero que le costó decidirse por miedo a que su entorno le viera "como un bicho raro". "Tuve que explicar una vez y otra a mis allegados mi situación. No fue agradable, además, muchos no me comprendieron”, recuerda.


A pesar de ser una idea muy meditada, admite que dar el paso le costó mucho esfuerzo. "En el momento en el que optas por separarte no es que estés harto si no que tienes la tranquilidad y la estabilidad para tomar la decisión", indica.