¿Qué pudo fallar en Bailín?

La hipótesis de que algo se hizo mal en el traslado de los residuos cobra fuerza tras asegurar la Confederación Hidrográfica que hubo vertidos al río Gállego muy por encima de lo permitido. Fiscalía, DGA y la propia CHE estudian las posibles negligencias

Los residuos se extraían del vertedero viejo de Bailín para llevarlos a la nueva celda, en el mismo recinto. Uno de los peligros era el polvo emitido.
¿Qué pudo fallar en Bailín?
ECOLOGISTAS EN ACCION

Algo falló en el traslado de los residuos de lindano del vertedero de Bailín (Sabiñánigo). En esta operación están puestos todos los focos sobre el origen de la contaminación del río. El Gobierno de Aragón tardó en reconocer la relación causa-efecto, pero ahora ya admite que es "lo más razonable", y por ello ha encargado una investigación interna y otra externa. No será la única: Chunta Aragonesista llevó el caso a la Fiscalía y la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE) ha abierto un expediente porque en tres ocasiones se superaron las concentraciones de lindano (hasta 438 microgramos para un máximo de 50) en los vertidos al río desde la depuradora de Bailín. Curiosamente, Ecologistas en Acción denunció el 11 de septiembre el incumplimiento de los planes de seguridad, justo un día antes de conocerse los primeros positivos en el agua de boca. Pero, ¿qué pudo hacerse mal en Bailín para que el lindano llegará al Gallego en concentraciones tan elevadas? Las investigaciones deberán dar respuesta a algunas de estas preguntas.


1¿Se respetó la prohibición de no trabajar con lluvia o viento? ¿se tomaron medidas para proteger las excavaciones abiertas?

Los trabajos debían interrumpirse bajo determinadas condiciones meteorológicas, como precipitaciones por encima de 8 l/m2, o viento, evitando así una fuga por las escorrentías o por la dispersión de partículas. La declaración de impacto (ha habido tres resoluciones al respecto del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental desde 2009) conllevaba la redacción de un plan de vigilancia, según el cual había que parar todos los tajos de trabajo y cubrir con lonas los frentes abirtos en el vertedero viejo, del que se extraían los residuos para llevarlos a la nueva celda de seguridad, evitando de esta forma los focos de emisión. Los días 9, 14 y 15 de septiembre cayeron en la zona hasta 30 litros en una hora.


2¿Se evitó la propagación de polvo?

El propio consejero de Medio Ambiente barajó como hipótesis que el polvo generado en el vertedero se dispersara más allá de la zona restringida o ‘negra’ (lugares de trabajo en contacto con los residuos y zonas colindantes) y fuera arrastrado por la lluvia al barranco de Bailín. Pero el Inaga obligaba a usar equipos de supresión de polvo, como cañones de niebla seca (los compró la anterior adjudicataria con un coste de 300.000 euros), que disparan minúsculas gotas agua para atrapar las partículas de polvo y depositarlas en el mismo lugar. Según los técnicos de la DGA, se usaron al principio pero "generaban problemas" al elevar la humedad y se decidió emplearlos solo cuando los controles atmosféricos señalaban un aumento del polvo. La humedad del suelo entorpecía el trabajo de los camiones (se movían 180 diarios).


3¿Se clasificaron bien los residuos?

En el vertedero hay un centro de transferencia con tolvas y silos para clasificar desechos en polvo, tierras contaminadas, materiales pastosos, bidones y voluminosos, escolleras, sólidos urbanos contaminados y láminas. Ecologistas en Acción sembró dudas sobre su uso y denunció un traslado indiscriminadamente a la nueva celda. Sin embargo, Calidad Ambiental mantiene que "todos los pastosos y líquidos se han separado y envasado para incinerarlos fuera".


4¿SE DEPURARON bien LAS AGUAS VERTIDAS AL BARRANCO?

Los lixiviados generados en el antiguo vertedero y otros residuos líquidos de las balsas de control, el estanque de tormentas o el lavado de los camiones debían ir a parar a la planta depuradora de Bailín antes de su vertido al cauce. Cualquier anomalía en la depuración debía comunicarse por teléfono a la CHE y facilitarle el acceso a los controles de cantidad y calidad de cada descarga. Había seis puntos de control de aguas superficiales para analizar, entre otros parámetros, los isómeros de hexaclorociclohexano (la sustancia generada por Inquinosa entre cuyos compuestos está el lindano).


5¿FUNCIONÓ EL PLAN DE salud LABORAL? ¿Se contaminó algún trabajador?

En la zona ‘negra’, los trabajadores (unos 50) debían usar equipos de protección individual con respiración asistida. La fotografía de un trabajador sin la máscara cuestionó el cumplimiento del plan de seguridad. ¿Fue una negligencia individual o falló la vigilancia? Los trabajadores se sometieron a analíticas antes de empezar la obra en junio, dos meses después (los resultados resultaron negativos) y habrá un examen final. Un extrabajador de Bailín fue ingresado en el hospital San Jorge con una insuficiencia respiratoria y se tomaron muestras, remitidas al Instituto Nacional de Toxicología para ver si contenían lindano.


6¿LOS CONTROLES A LA UTE fueron exhaustivos?

El Gobierno de Aragón encomendó a la empresa pública Sarga la dirección de obra. Esta debía contar con un director ambiental independiente de la empresa adjudicataria (la UTE FCC Ámbito-Adiego Hermanos se llevó el contrato por 5.707.653 euros). Además, los técnicos de la dirección general de Calidad Ambiental visitaban periódicamente las obras.


7¿Hubo prisas para acabar?

La autorización ambiental obligaba a hacer el traslado entre mayo y septiembre, el periodo menos húmedo. Reconocía que era la fase "de mayor riesgo en cuanto a potenciales afecciones ambientales" de entre todas las planificadas en el vertedero de Bailín, donde se trabaja desde 1995.


8 ¿Se midieron todos los parámetros establecidos?

Durante el desmantelamiento, traslado y depósito en la nueva celda se debían realizar controles exhaustivos de una serie de parámetros con una periodicidad: datos meteorológicos, depuración, suelo, gases y polvo, aguas superficiales y subterráneos; algunos diarios y otros semanales.