De la precaución al temor

Ante la presencia de lindano en el río Gállego, los científicos aportan opiniones contrapuestas. Mientras unos dicen que no hay riesgo para la población, otros creen que hay que analizar el impacto en la salud del consumo de agua con esta sustancia tóxica

Que el lindano es una sustancia tóxica peligrosa está fuera de toda duda. Pero los científicos asisten al debate sobre los riesgos que ofrece a la población la presencia de este insecticida en las aguas del Gállego por encima de los límites con criterios contrapuestos. En este cruce de opiniones confluyen la precaución, el temor, la alarma y los mensajes tranquilizadores a la población afectada.


Por un lado está Ana Ferrer, jefa de la Unidad de Toxicología del Hospital Clínico, que desdramatiza los efectos sobre la salud de los niveles de lindano en el Gállego. A su juicio, haber consumido agua con niveles de lindano superiores a los permitidos no implica ningún riesgo, dado que para tener problemas debería producirse una ingesta masiva. 


El mismo mensaje tranquilizador trata de transmitir Cristina Nerín, catedrática de Química analítica, aunque advierte de que no se debe consumir agua hasta que el problema se resuelva, así como comer peces del Gállego.

Más preocupante es la visión del doctor en Ciencias Químicas José Antonio Cuchí, que defiende la necesidad de hacer un estudio entre la población que bebe del Gállego para detectar si hay presencia de lindano. Es más, no descarta que algunos casos de cánceres puedan estar vinculados al consumo de este pesticida. A su juicio, los controles deberían ser semanales, en lugar de cada varios meses, además de actuar para eliminar los residuos de la antigua Inquinosa.