Alrededor de un centenar de personas se concentraron ayer frente al edificio Pignatelli (sede del Gobierno de Aragón) para mostrar su indignación y, sobre todo, su preocupación, por la contaminación por lindano que ha sufrido el río Gállego, aguas abajo de Sabiñánigo. En la protesta, en la que participaron vecinos de los 23 pueblos que podrían haber consumido agua contaminada, se pidió la dimisión de la presidenta de Aragón, Luisa Fernanda Rudi, y se puso de manifiesto la desconfianza de los habitantes de estos pueblos con la gestión que está haciendo la DGA de este problema.

Los manifestantes, con pancartas en las que se hacía referencia al desastre medioambiental y sanitario, y se pedía que el dinero prometido para construir el pantano de Biscarrués vaya destinado a descontaminar el río Gállego, llevaron garrafas de agua en las que se cuestionaba su potabilidad.

Lola Giménez, portavoz de la coordinadora Biscarrués-Mallos de Riglos, explicó que los habitantes de los pueblos de la cuenca del Gállego (que toman de él agua para sus consumos) exigen que se descontamine el río y que se haga un estudio epidemiológico a los vecinos de la zona. Están preocupados por la posibilidad de haber bebido agua, durante los dos últimos meses, con una concentración de lindano superior a la permitida para el consumo humanos sin que nadie les haya informado del peligro. Por ello, Giménez pidió que la CHE y la DGA dejen de pasarse la pelota, "no cuenten más mentiras" y pongan soluciones. 

Entretanto, advirtieron que no volverán a beber agua del Gállego "nunca más" porque desconfían de los datos que está aportando el Gobierno de Aragón, que asegura que en unos días, los seis pueblos que ahora no pueden consumir agua del grifo podrán hacerlo sin problema.