Francia inicia el viernes las obras para reabrir el ferrocarril de Olorón a Bedous

El presidente de Aquitania asistirá al inicio de los trabajos, que se alargarán un año y medio.
La inversión superará los cien millones, mientras en la vertiente española solo se hacen apaños

Francia demostrará el próximo viernes su compromiso con la reapertura de la línea internacional de Canfranc con el inicio de las obras que permitirán retomar el tráfico ferroviario entre Olorón y Bedous dentro de un año y medio. El presidente de Aquitania, el socialista Alain Rousset, ejercerá de anfitrión en el acto oficial que se ha organizado en la estación de San Christau Lurbe para simbolizar el comienzo de los trabajos, que hasta finales de año se centrarán en desbrozar la traza del ferrocarril. Con posterioridad, la Red de Ferrocarriles Franceses (RFF) acometerá su renovación, ya que este tramo de casi 25 kilómetros de longitud lleva cerrado desde junio de 1980.


La inversión, sufragada íntegramente por las arcas de la región de Aquitania, supera los cien millones de euros  y supondrá la sustitución de los tableros de las doce estructuras que atraviesa la vía, además de la intervención en los pasos a nivel y la aplicación de barreras contra los deslizamientos de tierra, entre otras de las actuaciones previstas por el organismo estatal RFF.


Con su apertura, los trenes galos estarán muy cerca de la frontera, puesto que apenas quedarán 33 kilómetros para llegar a la boca francesa del túnel. Este tramo está en peor estado, ya que lleva cerrado desde que en 1970 descarriló un tren de mercancías, y requerirá de un mayor esfuerzo presupuestario al contar con una sucesión de quince túneles y siete  puentes y viaductos.    


El compromiso con la reapertura se remonta a 2011, cuando se completó la modernización del único tramo francés de la línea internacional que se mantiene en explotación, entre Pau y Olorón. En este caso, se invirtieron 35 millones entre Aquitania, RFF y el Ejecutivo galo.  

Este impulso contrasta con el olvido al que ha sometido el Gobierno español al tramo aragonés. La última intervención se remonta a 2009, cuando se abrió al tráfico la vía renovada entre Caldearenas y Jaca, a la que se destinaron 11,5 millones. El resto de los 89 kilómetros entre Huesca y Canfranc siguen languideciendo, ya que en su mayor parte mantienen aún la vía instalada en 1920.


El Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (ADIF) únicamente hace apaños cuando no queda más remedio, lo que suele coincidir con descarrilamientos. El último, el pasado mes de agosto.

El enquistamiento llevó a la DGA a dar un paso al frente y forzar un convenio para, al menos, arreglar cinco kilómetros entre Alerre y Plasencia del Monte. La obra se ha licitado por 3,62 millones y se pagará entre las arcas autonómicas (2,25 millones) y las estatales (los 1,37 millones restantes).


El consejero de Obras Públicas, Rafael Fernández de Alarcón, lamentó el pasado miércoles el abandono que sufre la red convencional de Aragón desde hace 50 años, aunque resaltó el compromiso del Ejecutivo central de acometer la inversión necesaria en el Canfranc antes de 2020 siempre y cuando  Francia haga lo propio.