La elite de la nanotecnología se reúne en Aragón para buscar antibióticos 'inteligentes'

El grupo Nareb se cita en el CIBA para avanzar en la lucha contra las infecciones que se han hecho resistentes a los medicamentos

De izda a dcha: Martínez de la Fuente, Gicquel y Aínsa.
La elite de la nanotecnología se reúne en Aragón para buscar antibióticos 'inteligentes'
Guillermo Mestre

Cuarenta cerebros de todo el mundo llevan dos días reunidos en Zaragoza buscando la alquimia del siglo XXI: los nuevos antibióticos que permitirán hacerle frente a aquellas bacterias que se han hecho multirresistentes y causan infecciones que ya no pueden combatirse con las medicinas habituales. Para lograrlo, cuentan con el arma más pequeña (y más eficaz) que pueda imaginarse: la nanotecnología.


Estos 40 investigadores han llegado de toda Europa y pertenecen al proyecto Nareb que, por sus siglas, podría traducirse como un equipo de nanoterapeutas de elite mundial en busca de antibióticos contra patógenos emergentes y, además, muy resistentes. Ayer empezaron a poner en común las conclusiones de sus primeros seis meses de trabajo. Está previsto que cooperen durante cuatro años dentro de un plan que está financiado con 10 millones de euros, de los que algo menos de dos van a parar a sendos equipos de la Universidad de Zaragoza.


El grupo tiene dos frentes abiertos: la lucha contra la tuberculosis más resistente y la que se libra contra las infecciones que causa el staphylococcus aureus, un agente que está detrás de enfermedades de muy diversa índole en la piel o los tejidos, por ejemplo.


En el grupo, hay médicos, químicos o biólogos, y mientras unos se encargan de los antibióticos, otros hacen lo propio con las nanopartículas. Además, trabajan con empresas como Nanoimmunotech y la multinacional GlaxoSmithKline. "En este momento, se han seleccionado ya los antibióticos con los que se va a trabajar y se están sintetizando las nanopartículas. Ahora, el reto es combinarlos para lograr las soluciones más eficaces", explica José Antonio Aínsa, que pertenece al grupo de Genética de Micobacterias de la Universidad de Zaragoza. Después, las empresas estudiarán la compatibilidad y la bioseguridad de los prototipos.


Jesús Martínez de la Fuente, del Grupo de Nanoterapia y Nanobiosensores de la UZ, añade que no se trata tanto de empezar de cero sino de dar con las combinaciones mejores. "Las industrias farmacéuticas aíslan moléculas, y la idea es combinar las que ya existen con las nanopartículas para conseguir la muestra más eficaz y menos tóxica", concreta.


Precisamente, el consorcio Nareb está coordinado por la profesora Brigitte Gicquel, del Instituto Pasteur (París), que también ha acudido a la reunión. Ella, sobre todo, insiste en el avance que supone la nanotecnología, que permite ‘cargar’ los medicamentos con partículas que van dirigidas exactamente al problema, y que por eso pueden usarse en menor cantidad, pero con mayor precisión y menos efectos secundarios.