Más de 7.000 aragoneses no saben ni leer ni escribir pero cada vez hay menos analfabetos

El número de analfabetos en Aragón lleva descendiendo desde hace más de una década.

La escuela de alfabetización de Cáritas, en Teruel
Más de 7.000 aragoneses no saben ni leer ni escribir pero cada vez hay menos analfabetos
J. E.

“Mis padres no estaban mucho en casa y, por lo tanto, no pude ir a la escuela porque tenía que cuidar de mis hermanos”, relata Teodora de 48 años. Su historia es parecida a la de más 7.000 aragoneses, según los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA), que por diversas razones tuvieron que dejar sus estudios de manera muy temprana o, incluso, no empezarlos. Sin embargo, su afán por aprender ha hecho que muchos de ellos decidan acudir a cursos de alfabetización para mejorar día a día.


Prueba de ello es que tanto los reglados por el departamento de Educación de la DGA como los que realizan otras entidades como UGT se encuentran casi siempre llenos. “En el primer nivel, conocido como FIPA 1, tenemos todos los años cinco grupos de unas catorce personas cada uno”, explica Pablo Perigot, director del centro de educación para personas adultas Codef.


Al mismo tiempo detalla que hay tres perfiles de alumnos. “Por un lado están las personas que tienen más de 50 años y que por necesidades laborales dejaron la escuela y apenas saben las primeras letras, por otro lado, se encuentran aragoneses más jóvenes, de unos 35 años, que abandonaron pronto el colegio y no han vuelto a usar la palabra escrita, en este segundo grupo destacan sobre todo personas de etnia gitana”, sostiene Perigot. El tercer grupo está formado por los inmigrantes que no han usado el alfabeto latino con anterioridad. “Generalmente necesitan menos clases puesto que su proceso de conversión es muy rápido”, asevera.


Todas estas personas conforman los 7.400 analfabetos que hay en Aragón. Un grupo, que ha ido descendiendo durante los últimos tiempos, en concreto, en la última década se ha visto reducido en más de la mitad de los personas, pasando de 17.800 en 2004 a las poco más de 7.000 actuales. Una tendencia que se ha mantenido día a día, ya que según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), en el censo de 2011 había 10.800 analfabetos en la comunidad autónoma Además, no afecta a todas las personas por igual, puesto que la gran mayoría de ellos son mujeres, en concreto, el 72%.


En Aragón también existen personas que aunque han tenido la posibilidad de acudir al colegio, lo han hecho por un breve plazo de tiempo. Prueba de ello es que hay 62.400 adultos que no han acabado la educación primaria o la anterior EGB, un número bastante más elevado que el de analfabetos totales, pero que no dejan de ser personas que consiguen leer o escribir con dificultad.

¿Hasta dónde llega la alfabetización?

Cuando se escucha la palabra analfabeto siempre se piensa en una persona que no lee ni escribe, pero realmente incluye mucho más. “Hay gente que es capaz de copiar un texto, sin embargo, aunque sea escribir, para estar alfabetizado es necesario que lo dominen y tener la capacidad de crear tus propios escritos”, señala Perigot. Además, en el cuadro de alfabetización también están presentes las matemáticas. “Hay que saber sumar, restar y aprender a dividir y multiplicar, aunque no sea con tanta soltura”, destaca.


Este es el caso de Rocío, una zaragozana de 29 años que acude a los cursos de la UGT. “Cuando empecé podía escribir y leer, pero no correctamente, y tampoco sabía dividir”, especifica. Sin embargo, en la actualidad su situación es muy diferente. “Acudí aquí para conseguir ayudar a mis hijos con los deberes y ahora ya lo hago, además, nos ayudamos mutuamente, e incluso, mi hija mayor de 9 años me corrige algunos ejercicios que me mandan para casa”, asegura. Ejercicios que tienen como finalidad que el avance de Rocío no se paralice y que pueda conseguir el graduado escolar.

La vida real, una motivación para alfabetizarse

Para tener más éxito en el aprendizaje se suele acudir a las vivencias cotidianas. “Intentamos aplicar situaciones reales del día a día para que no pierdan en ningún momento la motivación, por ejemplo, aprendemos a rellenar solicitudes, a controlar la economía familiar, etc”, detalla Margarita Moya, responsable de los cursos organizados por UGT. Otra forma de aprender es a través de imágenes. “Nosotros nos fundamentamos mucho en la imagen, tanto mentales basadas en las palabras, como físicas con el uso de power point y vídeos”, explica Perigot. Aún así el aprendizaje no es fácil. “Cada uno lleva su ritmo y hay gente que en un año aprende y otros que necesitan tres o cuatro”, subraya.


Sin embargo, más rápido o más lento, casi todos logran su objetivo. “Entré sin saber leer ni escribir, sin embargo, ahora ya he aprendido a leer, aunque no logro entenderlo todo”, relata Teodora. Lo mismo le ocurre con la escritura, ya que aunque copia frases y pequeños textos todavía no ha conseguido explicar lo piensa a través de las palabras. “Mientras me pidan copiar no tengo problemas, pero si me dicen que haga una carta... es todo más complicado”, ejemplifica. Al mismo tiempo destaca que se siente muy orgullosa de todo lo que está aprendiendo, ya que cada día depende menos de sus allegados para que la ayuden.