CSIC y Universidad pierden un científico de cada cinco desde que empezó la crisis

Los motores de la ciencia en Aragón alertan de que no está garantizado el relevo generacional.El interés por los doctorados y los proyectos de fin de carrera baja por la incertidumbre de las salidas profesionales

En 2011, trabajaban en el Instituto Mixto de Ciencia de Materiales 215 profesionales (de ellos, 35 fijos del CSIC y 36 fijos de la UZ). Ahora son 163 (49 fijos del CSIC y 38 fijos de la UZ). Hay más fijos, pero menos plantilla.
Icma

Gota a gota y año a año la brecha que la crisis ha abierto en la investigación en Aragón se hace más profunda. La sobrada capacidad de la comunidad para captar científicos y proyectos de alto nivel se da de bruces con el límite que imponen las convocatorias de ayudas públicas a la investigación, que han caído hasta un 50% en los últimos años.


Los últimos datos (diciembre de 2013) sobre la comunidad del CSIC en Aragón reflejan bien las consecuencias de los recortes y las de otra realidad, si cabe, más sangrante: la de la falta de relevo generacional. La Delegación y sus institutos cuentan ahora con una plantilla de 752 trabajadores, un 11% menos que en el año 2011, cuando eran 844. No obstante, sí que ha aumentado el personal fijo (ahora son estables 337 científicos, frente a los 273 de hace dos años). Y es esta cifra, a priori positiva, la que esconde un importante cambio de rumbo en la investigación aragonesa.


La conocida como Ley Caldera y el plan estratégico del CSIC han propiciado que se hicieran contratos fijos a muchos trabajadores que, en algunos casos, llevan diez años o más como temporales. Sin embargo, la cifra de becarios, doctorandos o eventuales que apoyan proyectos de investigación se ha reducido drásticamente, algo que han sufrido especialmente algunos institutos como el ICMA (Instituto Mixto de Ciencia de los Materiales) o el ISQCH (Instituto de Síntesis de Catálisis Homogénea, también participado por la UZ).


El primero pierde 52 talentos en total y, el segundo, 39. Fundamentalmente, se trata de savia nueva que ha liderado una fuga de cerebros sin precedentes. La triste realidad se repite, cómo no, en el entorno universitario. La caída de proyectos y fondos para investigación (que ellos cifran en un 50%) ha dejado un panorama desolador: si antes de la crisis la Universidad de Zaragoza contaba con 800 contratos anuales a cargo exclusivamente de proyectos de investigación, la cifra ronda ahora los 600 (un 25% menos).Sin posibilidades de contratar

Entre ambas instituciones, y tomando como referencia estas cifras, uno de cada cinco talentos se ha quedado por el camino. "Para más inri, al problema económico que suponen la falta y el retraso de convocatorias, se suma otro problema estructural", reconoce Luis Miguel García Vinuesa, vicerrector de Política Científica de la UZ.

"No podemos captar talento porque no podemos costearlo. Y a esto no ayuda la congelación de la tasa de reposición. Con un 10% de tasa, la Universidad solo puede contratar este año a 3 funcionarios en toda la institución, a pesar de las enormes dificultades que se tienen ya para cubrir profesorado en algunas facultades, como la de Medicina", insiste el vicerrector.


No obstante, para los responsables de las dos instituciones lo más frustrante es ver cómo se les escapa de las manos esa generación perdida, rompiendo la correa de transmisión natural de conocimiento entre jefes de equipo y jóvenes talentos. También se ha denunciado en repetidas ocasiones que los estándares de calidad se resienten, ya que no se cuentan con los medios necesarios.


No faltan otros daños colaterales. Víctor Orera, delegado del CSIC en Aragón, insiste en que ha caído mucho el número de jóvenes que tienen interés por hacer un doctorado. "Saben que deberán invertir entre 4 y 6 años con una exigencia muy alta para luego, tal vez, no tener si quiera empleo estable", argumenta. Y añade: "Nos vienen años difíciles. Estamos inmersos es una bajada intensa de las ayudas del sector público, y además sufrimos el parón estacional de los programas europeos". Esto hace referencia a que el séptimo programa marco de investigación 2007-2013 ha terminado y hasta el siguiente –llamado Horizonte 2020– hay una laguna, un periodo sin proyectos.


Orera, no obstante, reconoce el esfuerzo del Gobierno de Aragón para hacer realidad el que será el CEQMA (Centro de Química y Materiales de Aragón), un centro pionero del CSIC que costará 18 millones de euros y para el que la DGA ha comprometido 9.