Aragón tiene hoy 30 pueblos más con menos de 100 habitantes que hace 10 años

La despoblación ha hecho mella especialmente en Teruel, donde se acumulan más de la mitad de estos pueblos.

Castelnou organizó un encuentro para atraer a familias al pueblo
Aragón busca emprendedores para frenar la despoblación
J. M. MARCO

A pesar de los intentos de la Administración, los ayuntamientos y los vecinos en primer lugar por atraer a nuevos habitantes, los pueblos pequeños de Aragón son a día de hoy más pequeños que hace una década. Así lo alumbra una rápida comparativa con los datos del padrón de los últimos 10 años. Si en 2004 la Comunidad contaba con un total de 139 pueblos con menos de 100 habitantes, a día de hoy esa cifra se ha elevado hasta los 171, esto es, 27 municipios que han visto como su censo cruzaba la simbólica línea de los tres dígitos.


A Teruel, la segunda provincia con menos densidad de población de España con 9 habitantes por kilómetro cuadrado, la despoblación tampoco ha perdonado en este aspecto. Suyos son la mayoría de estos pueblos, encontrándose aquí además los casos más sangrantes, como Villar del Salz, que ha pasado de tener 108 habitantes en 2004 a contar ahora con tan solo 73 censados, Crivillén (116 a 76) o Cortes de Aragón, cuya población casi se ha reducido a la mitad en apenas una década, pasando de 116 a solo 57 en la actualidad.


"Es una situación muy complicada de combatir y que está tomando ya tintes irremediables", comenta José Luis Escriche, presidente de la Comisión de pueblos pequeños de la FAMCP (Federación Aragonesa de Municipios, Comarcas y Provincias) y alcalde de Formiche Alto, pueblo que, sin pasar la línea de los 100 habitantes, también ha visto como su población se ha reducido en casi 30 personas (de 197 a 170) en los últimos 10 años.


Escriche recuerda que "a pesar de los distintos planes y ayudas" de la Administración, no se han conseguido crear las bases mínimas "para que los pueblos tengan la posibilidad de fijar población". Y es que, pese a que en los últimos años muchos pueblos atrajeron a numerosas parejas jóvenes ofreciendo trabajo estable y alojamiento, estas ofertas se han parado debido a la destrucción de empleo que también afecta, y de forma rigurosa, al mundo rural.


Además, según explica Escriche, los pueblos cuentan con serias desventajas a la hora de conseguir servicios, ya no fundamentales como la atención sanitaria, sino también de ocio, como la posibilidad de acceder a internet ya que las conexiones disparan sus precios en el mundo rural.

El objetivo: crear pequeñas empresas locales


Tormón es otro de los pueblos de la provincia de Teruel en el que hace mucho que dejaron de tener 100 habitantes. En la actualidad, este pequeño municipio de la Sierra de Albarracín cuenta tan solo con 31 habitantes, ninguno de ellos menor de 50 años, a excepción de la pareja que hace 6 meses reabrió el bar de pueblo, cerrado durante años. "Estamos totalmente desguarnecidos", lamenta su alcalde, Faustino Archilaga, cuyo pueblo recibe dos veces a la semana la visita de un médico y cuenta con dos días en los que hay un servicio de transporte público -servicio subvencionado por la DGA- que les comunica con los pueblos y núcleos de su entorno.


Precisamente, Tormón y otros tres pueblos de Albarracín están inmersos desde hace unos meses en una iniciativa que tiene como objetivo crear una pequeña red de empleos en torno a la masa forestal que les rodea. Desde marzo, el servicio provincial de Teruel está efectuando pruebas en los pinos de la zona para saber si sería posible recuperar el oficio de la resinación extrayendo resina de los pinos para su venta. "Es una posibilidad que está ahí y que quizá solo generaría 20 puestos de trabajo pero eso para pueblos tan pequeños sería un empuje importante", explica el alcalde, quien cree que la única posibilidad de los pueblos en materia de empleo es "potenciar el turismo mejor de lo que se ha hecho y a precios más competitivos" y crear pequeñas industrias alrededor de sus recursos naturales.


Sin embargo, no todo son malas noticias en el mapa de los pequeños pueblos de Aragón. En los últimos 10 años, municipios turolenses han engordado su censo gracias a varios años de incentivos para los nuevos pobladores y la consolidación de pequeños nichos empleo. Ese es el caso por ejemplo de Cuevas de Almudén, que ha pasado de tener 105 a 141 habitantes, o Castelnou, que ha aumentado su población en 45 personas (de 107 en 1994 a 152 el año pasado).


Para conseguir que más pueblos inviertan su descenso demográfico la DGA ha comenzado a jugar sus cartas junto con otras comunidades también afectadas por la despoblación (Galicia, Asturias, Extremadura, y las dos Castillas) para solicitar mayor implicación del Gobierno central ante esta circunstancia. "El primer objetivo es que el Gobierno de España impulse una Estrategia Nacional frente a la pérdida de habitantes y que promueva que las variables de población pasen a tener mayor peso en la próxima revisión del modelo de financiación autonómica", dijo en la primera reunión entre representantes de las 6 comunidades el Director General de Ordenación del Territorio del Gobierno de Aragón, Javier Gamón.


Precisamente, a partir de este año, el Gobierno de Aragón contará con 666 millones procedentes de fondos europeos que el ministerio de Hacienda ha destinado a la lucha contra la despoblación en Teruel después de no conseguir que la provincia fuera catalogada por la UE como "zona escasamente poblada", lo que hubiera abierto la puerta a conseguir otros fondos que en la actualidad solo reciben algunas zonas de Escocia y de los países nórdicos, también especialmente afectadas por la despoblación.