Dulces perspectivas

Gracias a las fechas señaladas, las ventas se han recuperado un 7%, la primera vez que ocurre en los últimos cuatro años.

Escaparate de Fantoba en Santa Águeda
Escaparate de Fantoba en Santa Águeda

Se acaba mayo, la época por excelencia de las comuniones. Para la preparación del evento, además de los efímeros traje de marinero y vestido de la niña, es habitual celebrar un convite gastronómico en el que además de los regalos, los productos estrella suelen ser las tartas personalizadas.


El sector pastelero, que ha vivido un descenso considerable desde el inicio de la crisis, celebra que para las comuniones la gente "ha vuelto a acordarse de nosotros" aunque, según afirman desde la Asociación Provincial de Empresarios de Confitería y Pastelería de Zaragoza, sus ventas han llegado a caer un 15% desde 2010. En la ciudad hay actualmente más de 100 locales dedicados de manera exclusiva a la pastelería; de ellos, 75 pertenecen a la Asociación, diez menos que hace cuatro años.


El sector está viviendo un nuevo crecimiento esperanzador y, esperan, continuado. Desde Navidad hasta abril, las pastelerías tradicionales han aumentado sus ventas un 7%. El crecimiento no se refleja de manera diaria, pero sí en las festividades donde hay un mayor consumo: "La gente prefiere quedarse en casa y tener una tarta personalizada o unos pasteles en una reunión familiar, por eso está aumentando. Si vas a coger algún producto así, se suele preferir el modelo tradicional", explican desde la asociación pastelera.


El negocio se ha visto muy perjudicado por los cambios en los hábitos del consumidor, o así lo creen desde la asociación: "Antes la gente compraba pasteles para merendar, hoy en día las madres prefieren darle a sus hijos un bocadillo".


Desde las grandes cadenas, como Panishop, también recalcan las modificaciones de consumo: "Estos productos se asocian con engordar y se han dejado de tomar tanto. La pastelería ya no es tan necesaria y se vende en fechas más concretas", apunta Mario Moreno, uno de los responsables de la franquicia. La asociación corrobora la importancia de los días señalados, ya que "en las fechas del tradicional roscón como San Valero o Reyes multiplicamos por diez nuestras ganancias".


El descenso, según los datos manejados por Panishop, ha sido de un 6% desde 2010. Las ventas en el consumo de pasteles de la franquicia en Aragón fueron de 2.679.000 euros, y en 2013 de 2.269.000. La bajada ha sido paulatina y el pequeño porcentaje se debe a los esfuerzos de la propia cadena: "La publicidad y especialmente la innovación han sido nuestra forma de supervivencia tanto en los panes, como el de Tritordeum como en el sector pastelero".


Las pastelerías tradicionales también han encontrado su método de supervivencia: "Los productos que más se demandan son los que no pueden encontrarse en las grandes cadenas, como los bizcochos de almendras o las rosquillas de anís", aseguran desde la asociación pastelera de Zaragoza. Además, recalcan que para sobrevivir utilizan la calidad en el día a día: "Llevamos toda la vida haciendo un producto y con eso captamos a nuestros clientes e intentamos mantenerlos".