La pobreza energética sigue subiendo y afecta ya a 253.000 aragoneseses

El informe de la Asociación de Ciencias Ambientales eleva al 19% el número de hogares que dedica más del 10% de sus ingresos a gastos relacionados con la luz y la calefacción.

La pobreza energética afecta ya al 19% de los aragoneses, es decir, a unas 253.000 personas según el último informe de la Asociación de Ciencias Ambientales (ACA), organización referente en el estudio de este problema en España. Estos son los aragoneses que dedican una parte "excesiva" de sus ingresos a gastos relacionados con la energía doméstica (electricidad, calefacción...), una cantidad que es considerada desmesurada cuando supone un gasto superior al 10% de los ingresos de un hogar.


Aragón está por encima de la media nacional en este tipo de pobreza -en el Estado afecta al 17% de los hogares-, y solo se encuentra por detrás de Castilla La Mancha (35%), Castilla y León (25%), Extremadura (22%) y está empatado con Navarra (19%). El problema ha crecido notablemente desde que empezó la crisis: en el último informe de esta misma asociación, correspondiente a 2011, este problema quedó cuantificado en el 16% en la Comunidad. Y antes de la recesión, en 2007, el porcentaje de hogares con pobreza energética estaba en torno al 9%.


Según se explica en los estudios de la citada asociación científica, el incremento de esta situación en España y Aragón se debe sobre todo a dos motivos: el paro y la devaluación salarial, unido a que el precio de la luz no ha parado de crecer desde entonces.


Así, queda recogido que mientras los españoles tienen ahora un nivel de ingresos similar al de 2006, el coste de la electricidad creció desde dicho año y hasta 2012 alrededor de 50 puntos porcentuales.


Entre los más caros de la UE

Las medidas para combatir la pobreza energética son tanto macro como microeconómicas, explica Belinda López-Mesa, codirectora de la cátedra Zaragoza Vivienda. Por un lado, está la coyuntura actual (con paro, bajada de salarios, etcétera) y, por otro, que el precio de la luz en España está entre los más caros de la Unión Europea (a la espera de cómo repercutirá la reciente reforma del sector en lo que pagan los hogares). Según López-Mesa, la solución de este contexto marcará mucho el futuro de esta pobreza, aunque defiende -al igual que los estudios de la ACA- que la medida más importante a largo plazo para combatir esta situación es mejorar la eficiencia energética de los edificios.


"Nuestras casas, sobre todo las más antiguas, son muy derrochadoras: pierden calor y frío con facilidad y eso nos obliga a tener que gastar más en luz y calefacción", señala. Por tanto, López-Mesa argumenta que los nuevos edificios deben construirse con criterios de eficiencia energética y los antiguos reformarse para mejorar, entre otras cuestiones, el aislamiento: "Supondrá que haya menos consumo y que lo que pagan las familias dependa menos de las fluctuaciones de los precios de la energía".


Pero hacer más eficientes las viviendas antiguas conlleva un coste importante: tener que pagar una reforma con su consiguiente inversión. Y no es fácil meterse en ella, explica, en las actuales circunstancias económicas de muchas familias y con la escasez de subvenciones que hay para mejorar los inmuebles. No obstante, muestra su esperanza en que el plan europeo para la regeneración urbana y rehabilitación de viviendas para el periodo 2014-2020, que está dotado con 3.200 millones de euros para España, llegue a buen puerto.


Sin dinero para la calefacción

Existe otro tipo de pobreza energética, que es mucho más grave que la anterior: el de las personas que no pueden permitirse mantener su vivienda a una temperatura adecuada en los meses más fríos.


Según el informe de la Asociación de Ciencias Ambientales, Aragón es la mejor comunidad autónoma de España en este punto: afecta al 3% de los hogares frente al 9% nacional. "Son personas que no gastan el 10% de sus ingresos en energía porque no tienen ese dinero y lo dedican a necesidades aún más importantes, como alimentarse", explica López-Mesa.


Precisamente, el Banco de Alimentos de Zaragoza tiene constancia de estos problemas desde hace meses: envía comida que no precisa ser cocinada para hogares desfavorecidos del barrio de San Pablo, ya que hay familias que apenas tienen recursos (o directamente no los tienen) para pagar la energía que supone calentar una cazuela.