Aragón se hace un hueco en el atlas mundial de conflictos medioambientales

Investigadores de 18 países han lanzado una herramienta para hacer visibles desastres ecológicos en todo el mundo. En España hay una treintena: tres se ubican en Aragón.

Imagen de la península Ibérica en el Atlas
Un atlas mundial de conflictos ambientales en el que Aragón tiene su hueco

Tener, en un solo vistazo, todos los conflictos ambientales del mundo. Ese ambicioso objetivo es el que persiguen investigadores de todo el mundo con el Atlas Global de Justicia Ambiental, en el que participan científicos españoles y en el que Aragón aparece hasta en tres ocasiones, aunque podrían ser más porque este proyecto no ha hecho más que nacer. Amaranta Herrero, licenciada en Sociología y doctora en Ciencias Medioambientales, es la principal encargada de documentar los casos españoles.


El Atlas es una plataforma interactiva de mapas que a día de hoy incluye un millar de conflictos ambientales pero que pretende duplicar esta cifra en 2015. Esta herramienta está enmarcada en el proyecto europeo Environmental Justice Organizations, Liabilities and Trade (EJOLT) del Instituto de Ciencia y Tecnología Ambientales de la Universidad de Barcelona (ICTA-UAB). Desde Barcelona se coordina a las 23 universidades y organizaciones de justicia ambiental que participan en el proyecto. El número total de colaboradores, naturales de 18 países, se aproxima al centenar.


En la Comunidad aparecen documentados tres conflictos: el recrecimiento de Yesa, el embalse del río Bergantes y el cultivo de maíz transgénico en zonas de la provincia de Zaragoza. Pero tal y como explica Amaranta Herrero, el mapa aún está en construcción. "Ahora se parece más bien a un mapa medieval, en donde encontramos algunas áreas repletas de puntos y otras sin puntos, pero esto no quiere decir que no hayan conflictos. De hecho invitamos a académicos y activistas a contactar con nosotros y colaborar para completar el mapa", explica Amaranta Herrero.


En este sentido, en Aragón no aparece aún reseñado el caso del de los residuos tóxicos de lindano vertidos por la empresa Inquinosa en Sabiñánigo, que algunos expertos han llegado a calificar como el Prestige aragonés. "Es uno de los conflictos importantes que faltan en el mapa. Junto con la mina de Aznalcóllar, quizás sean las 'grandes ausencias' que somos conscientes que tenemos pendientes", valora Herrero, que avanza que el conflicto se está documentando para ser incorporado al Atlas. También se están estudiando "algunas controversias relacionadas con el histórico conflicto del trasvase del Ebro", según apunta Amaranta Herrero.


Los investigadores, para incluir los conflictos ambientales españoles, han hablado con integrantes del movimiento ecologista sobre los casos que consideraban más importantes. "Se han seguido diferentes criterios como la magnitud de las protestas; la gravedad de los impactos ambientales o la escala del conflicto", advierte Herrero.


El objetivo principal del Atlas es dar visibilidad a estos problemas medioambientales y, sobre todo, que se tomen conciencia de ellos, sobre todo desde las administraciones públicas. "El Estado español no es uno de los países con más conciencia ambiental. En muchos países de Europa, o en EE.UU., mucha de la legislación ambiental se impulsó en la década de los 60 y 70, cuando el movimiento ecologista se consolidó internacionalmente. En España esto nunca pasó y los movimientos sociales ecologistas tenían mucha menor influencia", opina esta investigadora que señala que gran parte de la legislación ambiental española "es más 'ecologista'" a raíz de entrar en la UE en 1986 y lamenta que en temas de luchas ecológicas, la sociedad civil vaya por delante de las instituciones políticas.