El desierto de Utah no es Marte, pero es el lugar más parecido a ese planeta al que se puede viajar sin recorrer millones de kilómetros. Hasta ese punto de la geografía estadounidense se desplazará dentro de aproximadamente un año Jonatan Peris, aragonés y estudiante de la Universidad de Zaragoza, para realizar un experimento en la Mars Desert Research Station, una instalación de la Mars Society en la que agencias espaciales y astronautas realizan sus pruebas ante de las misiones reales.

Este zaragozano de 29 años, miembro del LEEM (Laboratorio de Experimentación en Espacio y Microgravedad) ha sido seleccionado por la delegación española de esta sociedad -fundada en 1998 por científicos e ingenieros de la NASA y otras organizaciones espaciales- para realizar la primera simulación española de una misión en Marte.

Junto a otros cinco 'astronautas' de España, Peris realizará un experimento -titulado 'Autorregulación cerebral como aumento de rendimiento de tareas de astronautas en el espacio'- en el que investigará el impacto psicológico de las situaciones que vivirían las primeras personas que viajen a este planeta. Además, sus compañeros de 'misión' llevarán a cabo otros programas de ciencia y tecnología que abarcarán los campos de la geología, la biología, la química, la robótica o la astrofísica.

Durante 15 días, este grupo de españoles vivirá en un módulo espacial en las mismas condiciones -excepto por la diferencia de gravedad- que en una hipotética estancia en el planeta rojo. “Tendremos que reciclar el agua y realizar simulacros de descompresión cada vez que salgamos al exterior”, asegura Peris. Tan realistas son las pruebas que incluso deberán llevar trajes espaciales cuando realicen actividades extravehiculares.

"Estamos preparados para ir a Marte"

“Tecnológicamente estamos preparados para ir a Marte, pero uno de los factores que menos se ha estudiado es el aspecto psicológico de estas misiones, en las que, además de al aislamiento, los astronautas se enfrentan a situaciones extremas”, explica este estudiante de último año de Ingeniería Industrial. Para ello, Peris monitorizará la actividad cerebral de los seis participantes para medir su rendimiento a la hora de realizar diferentes tareas y comparar si sus respuestas ante las mismas varían en función de si han recibido o no una preparación psicológica previa.

Un aspecto que adquiere especial importancia ante la posibilidad de que algún día se pueda enviar un vehículo tripulado a Marte. “Con los sistemas de propulsión actuales se tardaría al menos seis meses en llegar y otros seis en volver, y una vez en el planeta deberían estar allí al menos un año y medio”, continúa este zaragozano, quien considera esencial la preparación psicológica de los futuros astronautas: “Es difícil afrontar un viaje a otro planeta, y más cuando vas a estar fuera dos años y medio”.

Sin embargo, el propio Peris no se lo pensaría mucho si le surgiera la oportunidad. “Eso es algo que no se puede rechazar”, sentencia. Dentro de un año estará un poco más cerca de Marte. Al menos, todo lo cerca que se puede estar sin despegar los pies de la Tierra.