Crisis apícola

Una sentencia de la UE acorrala a la miel aragonesa

Una sentencia del Tribunal de Justicia de la UE, que declara que la miel con trazas de material transgénico necesita permiso para comercializarse, ha creado una situación de incertidumbre entre los apicultores.

Un apicultor aragonés trabaja en sus colmenas
Europa acorrala a la miel aragonesa
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En el año 2005, ningún apicultor aragonés pensó que un litigio entre un productor de miel alemán y el Estado de Baviera pudiera tener alguna consecuencia para este sector en nuestra Comunidad. Pero la denuncia de este ciudadano germano, que encontró en su producto organismos genéticamente modificados (OGM) procedentes de un cultivo transgénico, ha derivado en una sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea de consecuencias tan preocupantes como inciertas para la miel aragonesa. De momento, los apicultores hablan de una “crisis de confianza injustificada”, una “caída de los precios” y un posible “estancamiento del mercado”.


La resolución, aunque reconoce que ese polen derivado de plantas modificadas genéticamente no constituye en sí mismo un transgénico, determina que la miel obtenida a partir de esos ingredientes no puede comercializarse sin autorización previa. Una decisión que afecta especialmente a los apicultores de Aragón, una región que cuenta con unas 40.000 hectáreas de cultivos transgénicos, alrededor de la mitad de la producción de España y un 35% de la de toda Europa.


Los apicultores ya están notando esta “crisis de confianza” a la hora de exportar su miel, aunque las consecuencias más graves de esta situación han quedado aplazadas debido a una pésima cosecha en la que apenas se ha recolectado entre un 10 y un 15% de la cantidad habitual que generan las 100.000 colmenas de Aragón, la sexta comunidad más importante en este sector.


“Este año hemos producido tan poca miel que se ha utilizado casi toda para cubrir las necesidades de nuestro propio mercado, pero en el momento en que se quiera comercializar a otros países va a suponer una losa tremenda”, asegura Alfredo Sanz, veterinario de la Agrupación Apícola Arnay asesor de la Asociación Regional de Agricultores y Ganaderos de Aragón (Araga), quien sostiene que la Comunidad “exporta bastante a países como Francia y Alemania”.


Sin embargo, algunos importadores de miel española de estas zonas europeas ya están solicitando a los apicultores que demuestren que su producto no tiene trazas de material transgénico. “La mayoría de los aragoneses no tienen problemas con los OGM, pero es un problema difícil de controlar. Además, no hay normas claras ni laboratorios oficiales para hacer los análisis, que suponen una inversión importante que no todos pueden asumir”, explica Daniel Gimeno, responsable de la sección apícola de la Unión de Agricultores y Ganaderos de Aragón (UAGA).

Una miel "de gran calidad"


A pesar de que los productores de la Comunidad defienden la limpieza de una miel “de gran calidad y muy valorada en el exterior”, de que la cantidad de OGM -en caso de haberlo- supondría un porcentaje casi inapreciable de los ingredientes y de que la propia sentencia del Tribunal de Justicia europeo aclara que este alimento no puede transferir material genético, ya comparan esta situación a la de las acusaciones que recibieron los pepinos españoles por el brote de 'E. coli' que hubo en Alemania.


“Se ha sembrado la sombra de la duda, lo que agrava la crisis de la apicultura que está generando la sequía. En el futuro, sobre todo cuando la producción vuelva a sus niveles habituales, se puede producir un estancamiento del mercado”, continúa Gimeno, preocupado por un problema del que los apicultores responsabilizan a los cultivos transgénicos y que afecta directamente a la “supervivencia” de un sector “estratégico para la biodiversidad y la agricultura”.


De hecho, algunos compradores ya se están aprovechando de este periodo de incertidumbre. “Se trata de una estrategia comercial para forzar una caída del precio al que adquieren la miel y obtener luego más beneficios con su venta”, advierte Sanz.