Sanidad

Unos 120 aragoneses anticoagulados esperan acceder a servicio de autocontrol

Un programa pionero en España con el objetivo de que los anticoagulados pudieran controlarse en casa con unos aparatos específicos.

Unos 25.000 aragoneses están en tratamiento por problemas de coagulación sanguínea, de los que 800 se benefician del servicio de control domiciliario del Gobierno de Aragón, un programa pionero que acumula desde el pasado mes de octubre una lista de espera de 120 personas.


Así lo ha denunciado el presidente de la Asociación de Anticoagulados de Aragón (Asanar), Antonio Aísa, quien también se ha referido a los problemas que están teniendo en algunos centros de salud aragoneses para conseguir tiras reactivas para esos 800 pacientes que toman anticoagulantes orales y que ya disponen en su domicilio de un coagulómetro (aparato para medir el nivel de coagulación).


Aísa ha intervenido a petición propia, acompañado por la doctora María Ángeles Fernández, en la Comisión de Comparecencias y Peticiones Ciudadanas de las Cortes de Aragón para exponer la situación que viven los anticoagulados ante la "paralización", desde el pasado mes de octubre, de la prestación del servicio de autocontrol para estos enfermos.


Un programa pionero en España que se puso en marcha en 2009 en Aragón, con una inversión de 611.400 euros, entre Asanar y el departamento de Salud con el objetivo de que los anticoagulados pudieran controlarse en casa con unos aparatos específicos, ha recordado.


Desde octubre, el servicio está "paralizado" y se han dado instrucciones a los centros para que no admitan más pacientes en una lista de espera en la que ya hay 120 personas, cuando el programa tiene una capacidad para 1.050, ha dicho Aísa, quien ha informado de que no han tenido una explicación razonable por parte de los responsables sanitarios.


El control domiciliario con los coagulómetros, una vez a la semana, evita acudir a los centros de salud cada seis u ocho semanas para que los facultativos les hagan análisis, un periodo en el que además pueden ocurrirle otras patologías derivadas de su problema, como pueden ser trombosis vasculares o ictus, ha explicado Fernández, asesora científica de la Federación Española de Asociaciones de Anticoagulados.


Esta hematóloga ha querido destacar que estos pacientes necesitan un control periódico para tener la coagulación en su medida, ni poco ni mucho, por lo que es importante su compromiso con la enfermedad y que hagan sus propios controles, como hacen los diabéticos.


Y como profesional de la medicina ha preguntado a los que planifican el sistema sanitario por qué unos pueden tener un medidor en casa y otros no, cuando es un aparato que permite a los enfermos "ir por delante de las posibles complicaciones", además de ofrecerles más seguridad, mejor estabilidad de los niveles de hipocoagulabilidad y mayor protección frente a trombosis valvular, el ictus o ambos a la vez.


"No hablamos sólo de dinero sino de calidad de vida, de equidad y de racionalización del gasto", ha dicho Fernández en referencia al precio del aparato, que en su opinión es caro para un particular pero no para una administración.


Tras escuchar las reivindicaciones de la asociación, tanto la portavoz de IU, Patricia Luquin, como de CHA, Nieves Ibeas, han señalado que no tiene ningún sentido ni hay explicación para que un programa que funciona deje de existir, aún en épocas de crisis, al tiempo que han mostrado todo su apoyo a estos pacientes y han hecho un llamamiento al departamento de Salud para que rectifique.


En este mismo sentido se ha manifestado María Victoria Broto, del PSOE, quien también ha pedido al Salud que "reflexione" porque la racionalización del gasto no puede servir para acabar con un proyecto pionero.


Manuel Blasco, del PAR, ha afirmado que tratarán desde este partido de promover alguna iniciativa para paliar este problema de los anticoagulados, en una cuestión tan beneficiosa para los pacientes.


Mientras que Ramón Celma, del PP, ha dicho que en el grupo parlamentario han "interiorizado" esta problemática y que pondrán "toda la carne en el asador" para intentar solucionarla, con criterios de racionalización.