Preocupación desde Aragón

Robos diarios en apartamentos vacíos de la Costa Dorada

Los ladrones aprovechan la escasa presencia de vecinos en estas fechas para acceder a las viviendas en municipios como La Pineda o Salou.

Los cacos hacen su agosto en invierno
Robos diarios en los apartamentos vacíos de la Costa Dorada
J.C.L.

El propio inspector de la comisaría de Salou y Vilaseca lo reconocía en el periódico local nada más llegar al cargo: “Lo que más nos preocupa son los robos en casas”. La frase es de hace justo un año. Hoy la preocupación debe ser la misma.


Las comisarías de la Costa Dorada, en Tarragona, reciben denuncias por robos en viviendas casi a diario. La escasa presencia de vecinos en municipios netamente turísticos es el escenario perfecto para los ladrones, que hacen su agosto en invierno, y acceden a los apartamentos vacíos sin problemas para desvalijar todo lo que encuentran dentro.


“La semana pasada entraron en mi piso y se llevaron todo lo que pudieron”, explica Antonia Ruíz, propietaria de un apartamento en La Pineda. “Salí a visitar a unos amigos, y a la vuelta se habían llevado dinero y joyas”, lamenta esta jubilada aragonesa, que pasa la mitad del año en Zaragoza, y la otra mitad junto al mar.


En las comisarías de la zona reconocen que el problema tiene tintes dramáticos. “Los robos son continuos, sobre todo en Salou, pero también en las cercanías”, reconoce uno de los agentes de la zona.


En La Pineda seguimos el rastro de una persona reincidente, que creemos que es cerrajero, porque abre las puertas sin forzarlas”, explican fuentes policiales. Es, seguramente, el caco que entró en el piso de la señora Ruiz, ya que accedieron a su propiedad sin dejar marcas en la cerradura.


“Tuve suerte de no estar en casa, o a lo mejor estaba esperando que me fuera. Ahora tengo mucho miedo y he comprado una cerraja nueva”, relata. Las autoridades hacen una serie de recomendaciones para evitar o disminuir los daños, como instalar sistemas de seguridad, apuntar los números de serie de los aparatos electrónicos, no abandonar el piso durante meses o no dejar objetos de valor o dinero.


A todo ello se suma otro fenómeno recurrente en la zona. La de familias enteras que ocupan los pisos vacíos. En este caso, los propietarios deben sufrir un calvario legal hasta poder recuperar su vivienda.