El nuevo presidente valenciano anuncia que seguirá reclamando el trasvase del Ebro

En su investidura, Alberto Fabra propone a la oposición un pacto para pedir el trasvase del Ebro que necesitan sus regantes.

El cambio de presidente en la Generalitat valenciana no va a variar la reivindicación de la región respecto al trasvase del Ebro. El relevo de Francisco Camps al frente del Gobierno autonómico, Alberto Fabra, reclamó ayer a la oposición durante el debate de investidura un pacto para reclamar "el agua que necesitan" sus agricultores y sus regantes. Fabra fue elegido presidente con los 55 votos a favor del grupo popular y 43 en contra de la oposición.


Durante el debate de investidura que se celebró en las Cortes Valencianas, y con su antecesor entre los presentes, Fabra propuso a los grupos de la oposición "un debate constructivo" y mostró su esperanza de que alcancen acuerdos, entre los que citó una financiación autonómica "justa", la ejecución el Corredor Mediterráneo y "el agua que necesitan" los agricultores y regantes valencianos a través del "trasvase del Ebro".


Con cuarenta días de diferencia respecto a la investidura del todavía ayer presidente en funciones, Francisco Camps, era innecesario alargar la faena. Salió bien del trance, con los nervios típicos, pero con la idea de vender su proyecto de Comunidad Valenciana. Lo primero que hizo fue dirigirse a los "ciudadanos", a los que pasan dificultades y no encuentran trabajo. Pero en dos minutos Camps pasó a ser el protagonista: "Quiero manifestar mi admiración por un valenciano valiente, honesto y honrado".


El homenaje era obligado, y pasar de puntillas no se hubiera entendido. Fabra defendió que los políticos están, en ocasiones, para sacrificarse por los ciudadanos y ese fue el titular que Camps le dio a su dimisión el pasado miércoles 20 de julio: "Presidente, tienes el aprecio y el cariño de la gente, de tu grupo parlamentario, de tu partido y del mío propio. Siempre serás 'Molt Honorable'".


Tras lo obligado, llegó la hora de Alberto Fabra, que enarboló la bandera de Castellón para representar a alicantinos y valencianos. Se presentó con el currículum de dos décadas en la política municipal y la legitimidad de haber formado parte de una lista votada por 1.211.112 votos. Se volvió a acordar de Camps, no en lo individual, sino para defender el imaginario colectivo del partido y del programa popular: "Un compromiso político que sabe lo que busca y lo que quiere, que tiene una dirección fijada que hoy me comprometo a mantener".


Tocó todos los palos porque el día se lo merecía y destinó poco más de dos minutos para defender en valenciano las señas de identidad y una financiación adecuada.


"Un político de calle"


Antes de darle continuidad al programa popular, tendió la mano a la oposición. Con un especial interés para los socialistas de Jorge Alarte, ante el que Fabra se presentó como un político "de consenso diario". Pidió alturas de miras para dejar de lado debates estériles como la trama Gürtel, por ejemplo, y aunar esfuerzos para buscar salidas conjuntas a la crisis económica.


Su tarjeta de visita es la de "un político de calle" con la obsesión de generar empleo. Fabra detalló los tres ejes que guiarán su labor al frente de la Generalitat: competitividad para generar empleo, la sostenibilidad del bienestar y la eficiencia en el gasto autonómico.


Las tres ideas se desgranaron con argumentos ya conocidos, como la internacionalización de las empresas valencianas, el apoyo al tejido industrial, los presupuestos más sociales de la historia y cuestiones tan conocidas ya como el mencionado trasvase del Ebro y las señas de identidad. Fabra hizo propia también una frase de Camps el día que este juró su cargo: "Hacer más con menos". Los ajustes en el sector público, porque la situación obliga, siguen su curso con la reducción de gastos, la modernización de la administración para reducir papeleo y una reestructuración del sector público valenciano.