1.500 empleos menos

El recorte inversor no solo provocará la rescisión de cientos de empleos, sino que caerá la competitividad de una Comunidad que incide en su apuesta por la logística y el sector de la nieve.

Esquiadores en el telesilla de la pista Cogulla, en la zona denominada Cota 2.000 de la estación de Cerler.
1.500 empleos menos
HERALDO

Catástrofe. De esta forma categórica califica un alto responsable de la DGA el impacto del recorte presupuestario, cuya primera y más evidente consecuencia será la pérdida de cientos de puestos de trabajo. Según fuentes del sector, solo la rescisión de tres contratos y la paralización de al menos seis tramos en la autovía de Huesca a Navarra afectará a unas 1.500 personas, a las que se unirán muchas más con la rescisión del contrato de mejora de la N-232 de Ráfales a Castellón y la ralentización de la Ronda Norte de Zaragoza.

El presidente de la Confederación de Empresarios de la Construcción de Aragón, Antonio Ballarín, indicó que una media de 200 personas por tramo de autovía se quedarán en la calle. "El impacto de los trabajos paralizados será muy superior que con las rescisiones. Y como consecuencia se va a seguir destruyendo nuestro tejido industrial, que está muy fraccionado y no tiene capacidad para salir al extranjero ni para optar a las licitaciones por la vía de la colaboración público-privada", indicó.

Varios responsables de obra de la autovía señalaron ayer a este diario que seguirán trabajando "tres o cuatro meses" y que a partir de entonces se pararán las máquinas. "Estamos a la espera de las órdenes de los máximos responsables de nuestras empresas, pero no hay margen de maniobra", indicaron.

Desde el Ministerio de Fomento se reconoció que no habrá crédito en 2011, por lo que la denominada "reprogramación" se convertirá en un verdadero bloqueo. "Habrá unos retenes mínimos, pero hasta 2012 o 2013 no se verán trabajos reales de nuevo y como poco se retrasará todo cuatro años", añadieron desde una de las grandes empresas afectadas por el parón de la autovía de Huesca a Pamplona.

Y también destacaron que los paganos serán las subcontratistas aragonesas, dado que Acciona, Dragados o FCC ya están diversificando su actividad y saliendo en tropel a países emergentes para combatir el recorte. "Nosotros tenemos capacidad y los efectos en plantilla no serán importantes, pero para los pequeños empresarios serán sustanciales. Lo que sí se va a resentir en nuestra cuenta de resultados", añadieron.

Lo malo del recorte inversor de Aragón es que cae sobre mojado. En los Presupuestos Generales de este año, ya sufrió un recorte de más de un 11% en la asignación, que supuso duplicar la media nacional. Traducido a números, supuso recibir 124 millones de euros menos que en 2009, lo que le convirtió en la segunda más castigada, tras Baleares.

Sus consecuencias más graves, no obstante, se verán a medio y largo plazo. La pérdida de competividad será evidente, especialmente en una tierra que se promociona como centro neurálgico del mayor polo de producción de España. Dos de los ejes centrales para lograr el objetivo de convertirse en "rótula", el corredor ferroviario Cantábrico-Mediterráneo y la autovía de Pamplona a Huesca, quedan más que tocados con el plan de recorte inversor de Fomento. Y lo mismo se puede decir de la autovía de Castellón, que debía garantizar una comunicación en condiciones al Bajo Aragón y a uno de los proyectos estrella de la DGA, la Ciudad del Motor de Alcañiz.

Y si se habla de competitividad, no sale bien parado otro de los sectores estratégicos de la economía aragonesa, la nieve. Sin unas comunicaciones en condiciones, difícilmente se podrá lograr que despunten y sean más atractivas las estaciones de esquí y los valles que viven del turismo. "El potencial que tenemos está muy condicionado por unas infraestructuras que apenas han evolucionado y así es difícil competir con otros centros de Cataluña", reconoció un reconocido empresario de Benasque.

Y si la óptica se fija en la vertebración del territorio, tampoco sale bien parado el análisis de las consecuencias del recorte de Fomento. Teruel seguirá otra década sin tener una conexión directa con Madrid por carretera. Ni la autovía Cuenca-Teruel, ni las alternativas de Monreal del Campo-Alcolea del Pilar o la Daroca-Calatayud tienen visos de superar en unos cuantos años la licitación de las obras, ya que a estas alturas siguen en fase de estudio y no habrá dinero en mucho tiempo para acelerar su tramitación.

Tampoco se logrará que los municipios logren una mayor calidad de vida y un equilibrio territorial cuando las variantes previstas en distintos puntos de Aragón se condenan igualmente a una eterna espera. Solo hay que ver que en los Presupuestos Generales de este año están dotadas con partidas testimoniales que solo garantizan que salgan en los papeles.