El documental '600 años sin descanso. El papa Luna' reivindica la “figura maltratada” de Benedicto XIII, que fue “el primer antipapa español”. Aunque fue nombrado por 20 de un total de 21 cardenales en el papado de Avignon (Francia), fue obligado a renunciar a finales del siglo XIV con motivo del Cisma de Occidente que dividió a la Iglesia. Por eso se retiró al castillo de Peñíscola hasta que murió. Su cadáver fue trasladado en peregrinación hasta el palacio de Illueca, lugar donde nació.
Germán Roda quiere recuperar la figura del papa aragonés con este documental porque su historia está olvidada, era “un adelantado de su tiempo”, “muy inteligente” y “muy bien formado”. “Solo el Reino de Aragón y el de Escocia le apoyaron”, sostiene el realizador. Una de sus bulas sirvió para crear la Universidad de Saint Andrews, donde estudian los hijos de los reyes de Inglaterra, y por eso en el escudo de la misma aparece la media luna de la casa de don Pedro Martínez de Luna.
La productora Estación Cinema quiere hacer llegar un ejemplar de este documental al Vaticano para que lo pueda ver el papa Francisco. “Nos interesa lo que pueden pensar los feligreses de hoy en día de lo que significó el papa Luna”.
El documental está concebido como “un thriller”. Tiene muchos ingredientes para “una buena historia”, como intrigas, luchas por el poder, la Iglesia Católica y una investigación policial. La actualidad del personaje regresa gracias al robo del cráneo en el palacio de los condes de Argillo de Sabiñán, en abril de 2000, que adelantó en exclusiva HERALDO DE ARAGON. Esta noticia dio la vuelta al mundo y se publicó en medios como la BBC, 'The Washington Post', France Press, 'L'Observatore romano', además de los nacionales 'El País' y 'El Mundo'.
“Si no llegan a entrar esos dos chicos, no hubiera pasado nada. Pero el robo ha generado un motivo para recuperar al papa aragonés. Su cráneo lo reclaman Peñíscola, Illueca y Sabiñán para tener la reliquia y exhibirla. Saben que les generará beneficios”, señala Roda. Aun así, el cráneo sigue metido en un armario del Museo Provincial de Zaragoza desde que acabó el juicio a los dos hermanos que lo sustrajeron ,y concluyó con penas mínimas. “Son los únicos restos de un papa que están en un museo”, apunta el director del documental.
¿Cómo fue el encuentro que mantuvo con los ladrones para el documental?
Pasó de todo. Al principio, mostraron cierta reticencia, luego se produjo un encuentro y al final, un desencuentro. Lo que sucedió lo tienen todavía marcado a fuego porque se han quedado viviendo en el mismo pueblo. El mayor tenía miedo de lo que pudiera pasar con el documental. En un primer momento iban a participar, pero luego nos dijeron que no para no remover el tema. No teníamos ninguna intención de sacar nada malo de ellos, ni del papa Luna, solo su versión. Nos pareció una gamberrada, pero en los pueblos esas cosas no se olvidan nunca. Y ellos no querían volver al año 2000.
¿Qué imagen queda del papa Luna? En su día, el traslado de su cadáver se acompañó con romerías desde Peñíscola a Illueca.
Hasta muerto, el papa Luna tenía el favor del pueblo, y su figura cosechó más cariño de la gente que su sustituto. Así pasó y lo dicen las crónicas. A un papa malo no lo recordarían como a él, se llegaron a hacer peregrinaciones a Illueca. Creyó en un camino y no se torció, ese fue su error.
Han grabado en cuatro países, ¿qué efecto puede tener el documental en las televisiones?
El principal interés lo despertará en España y Escocia, pero también puede haber curiosidad en Francia, donde vivió su etapa papal en Avignon y estudió leyes en Montpellier; incluso en Italia, porque tiene que ver con el Vaticano. Pero también pensamos que puede interesar en Latinoamérica, dado que es el único sitio en el que la Iglesia católica está creciendo y hay más fieles. Puede que en estos lugares conozcan la historia del papa Luna pero lo que sepan de él será malo. El documental les ofrece otra parte de su historia, van a abrir los ojos y tendrán otra opinión.